viernes, 25 de abril de 2014

Capítulo 28.

¨Por fin tengo respuestas, por fin sé la verdad; pero tengo miedo de que huya de nuevo y de que me abandone. Irina asegura que no podemos estar juntos, pero después de todo lo que sé, eso ya no importa.
Me ha contado por qué sostenía a aquel hombre de aquella manera en el callejón, cuando la encontré varios días atrás. Yo al principio no daba crédito de lo que mis oídos escuchaban.
-Marx, aquel hombre no era un humano, no era como tú o como yo. Aquel hombre era malvado -Irina seguía recostada en mi cama, recuperándose del golpe. Yo había insistido en llamar al médico, pero ella había dicho que no haría falta y que pronto entendería el por qué.
-¿Y qué era Irina? Dime... porque no entiendo nada.
-¿Es que no entiendes que cuanto más sepas, más peligroso es?
-No -negué con la cabeza.- ¡Basta de excusas! ¡Basta! Quiero saber la verdad o sino... no sé qué será de mí.
Siguieron varias súlplicas por mi parte y llantos por la suya. A mí se me partía el alma al verla así, yo no quería hacerle daño; pero Dios sabía que yo necesitaba respuestas o moriría. Me negaba a perderla otra vez.
Fueron varios intentos y tuve que sacar fuerza de donde no la tenía, pero al final se apiadó de mí y confesó.
-Aquel hombre que viste se trataba de un Marwolaeth, un vampiro nocturno, un hijo de la noche... un desterrado. Son criaturas despiadadas que acechan en los callejones de las ciudades y pueblos, sedientos de sangre para así conseguir alguna victima. Es como el que te atacó a ti, Marx. Cuando te encontré en aquel callejón a punto de morir estabas siendo atacado por uno de esos.
-¿Qué? -susurré sin ser consciente de la magnitud de sus palabras-. Pero yo te vi a ti, tus dientes...
-¿Sabes? Esos cuentos que tu madre te contaba cuando eras niño para que te portaras bien... son ciertos Marx, existen los vampiros. Pero no todos son malos.
-¿¡Cómo osas!? Esas criaturas no son hijas del señor, sino del mismísimo diablo. Y tú... oh Dios sabe que me vuelves loco, Irina, mi corazón es tuyo pero...
-Calma, aún no he acabado -me sonrió dulcemente, cogiéndome de la mano. Tenía miedo de ella; ¿cómo era posible?- Como ya te he dicho, no todos son malos. Están los los buenos. Siempre hay un bando ganador. ¿Sabes por qué lo sé? Porque yo pertenezco a él.¨
-¡Lo sabía! -grité con entusiasmo dando un puñetazo al aire.
Irina podía no haber afirmado que era una Wrach, pero después de lo que le había confesado al escritor del libro, era técnicamente imposible que no lo fuera. Solo eran suposiciones mías, pero ella había dicho que pertenecía al club de los buenos y en mi vida solo había un bando con esa definición y ese era el de los Wrach.
Aún entusiasmada, dejando aun lado el tema de mi posible expulsión, comencé de nuevo a leer, aunque no me dio tiempo a llegar más allá de la primera palabra cuando un chasquido y unos pasos apresurados sonaron cerca del claro. No me había dado cuenta de lo tarde que se había hecho, posiblemente ya habría pasado el toque de queda. Asustada, me levanté rápidamente dispuesta a marcharme, cuando Carter entró en el claro con un enfado de tres pares de narices.
Al vernos mutuamente, los dos nos sobresaltamos por lo que supuse que me estaba buscando y desde hacía rato. Su boca era una fina línea dibujada en el rostro, con la mandíbula y los puños fuertemente apretados.
-¿¡Se puede saber en qué pensabas!? -soltó por fin, con el grito puesto en el cielo.
Nunca antes lo había visto tan enfadado, ni tan siquiera el día que fue a buscarme a la biblioteca porque no había acudido a su clase. Sus ojos estaban fijos en mí y de haber sabido que no era así, diría que me prendería fuego con su mirada.
-Oye mira, si vas a echarme la charlita de profesor  a alumna rebelde, puedes ahorrártela -dije con indiferencia, algo que le sentó aún peor, pues sus puños se apretaron con más fuerza, si cabía.
-¿Te piensas que esto es un juego Alex? Han estado apunto de expulsarte.
-No, claro que no pienso que es un juego, ¿sabes? Soy lo suficientemente madura como para notar la diferencia.
-¿Madura? -se rió con sarcasmo.
Aquella risa fue como un jarrón de agua fría sobre mi rostro. Estaba harta de que la gente me dijera cómo tenía que actuar o ser, que se formaran una imagen de mí que no era verdadera. Me dolió su comentario, incluso más que cuando dijo que yo era una simple alumna más. Él no era nada mío, simplemente mi profesor pero ni tan siquiera se comportaba como tal.
*Espera... ha dicho que ¿¨casi¨me expulsan? eso quiere decir que me he librado de la expulsión* Sonreí para mí en un momento de debilidad al ser consciente de lo que mi profesor había dicho, pero sin olvidarme que estaba en medio de una pelea y como él mismo me había repetido tantas veces, no podía distraerme.
-Pues sí, lo soy, al menos lo suficiente para darme cuenta del favoritismo que hay en este instituto. A mi me van a expulsar por pegar a una alumna -empleé la palabra expulsar para que quedara claro que le había ignorado, a pesar de que no había sido así, además, por mucho que no lo hicieran, habían estado a punto-, que por cierto se lo lleva buscando desde hace mucho tiempo.
-¿Te crees que los problemas se solucionan a base de golpes? -dijo entre dientes, dando un paso hacia mí.- Así solo muestras lo inmadura que eres.
-¿Lo dice alguien que caza vampiros? -Enarqué una ceja, presa de la ironía de la situación.- No, no todo se soluciona a base de golpes, pero a veces un buen guantazo a tiempo hace más que mil palabras dichas por un hombre sabio.
No hubo respuesta. Se había quedado mudo, sin nada que decir. El único atisbo de expresión que pude vislumbrar fueron sus ojos entrecerrados perforándome, cada vez desde más cerca. Volví a sonreír triunfal al ser consciente de que lo acababa de dejar sin palabras, pero sabía que aquello no duraría mucho tiempo.
-Estás en una academia donde pagan por ser protegidos, Alex -abrió los brazos de par en par, como si estuviera crucificado-. ¿qué te esperabas?
-Esto no -sentencié-, desde luego.
-¡Pues espabila! ¡No puedes hacer lo que quieras y cuando quieras! ¡DEJA DE COMPORTARTE COMO UNA CRÍA!
La fuerza con la que dijo esas palabras fueron como un huracán en mi interior que lo arrasa todo a su paso. Ahora sí que había acabado destrozándome por completo. Esta vez fui yo la que se quedó muda. Me dolió tanto que me llamara cría, que me considerase una persona inmadura de cinco años, que incluso podía sentir el dolor físico en mi pecho.
Noté cómo el estómago dio un vuelco en mi interior y mis pulmones estaban a falta de aire. Respiraba de manera entre cortada, al igual que él, pero la diferencia estaba en que Carter lo hacía por enfado mientras que yo por dolor y rabia. Apreté los puños en cada lado de mi cuerpo y me erguí con fuerza, como si así fuera capaz de alcanzar los centímetros que me faltaban para quedar cara a cara a mi profesor.
-¡TU NO ERES QUIEN PARA DECIRME LO QUE TENGO QUE HACER! -estallé por fin, soltando todo el aire acumulado en mi interior.
-Soy tu profesor -susurró con dientes apretados.
Estábamos tan cerca el uno del otro que ni tan siquiera cabría un lápiz entre ambos. No había sido consciente de que tanto él como yo nos habíamos ido acercando al otro hasta el punto de estar casi pegados. Al darme cuenta de ello, aparté la mirada de su pecho jadeante y la levanté hasta su rostro.
Sus ojos eran completamente negros y oscuros debido a la subida de adrenalina que le estaba produciendo nuestra discusión, y me estaban mirando. Por más que me decía a mí misma que debía apartar mis ojos de los suyos, era como si mi cuerpo se hubiera rebelado y fuera por independiente, tomando sus propias decisiones. Todo lo que me estaba diciendo me dolía, me dolía muchísimo, pero no podía culparlo, era lo que sentía y definitivamente ya lo había quedado claro. No sabía cómo había podido ser tan tonta de llegar a pensar que aunque fuera una minúscula parte de él, sentía lo mismo que yo. Que sentía que nada podría detenernos, pero definitivamente ya lo había dejado claro y ahora me tocaba a mí.
-Solo cuando te conviene -espeté en un susurro apenas audible.
Entonces lo noté. Vi cómo su rostro cambiaba al escuchar mis palabras. Pasó de la seriedad más absoluta a la incredulidad. Lo había roto como una niña pequeña rompe su muñeca.Pero yo estaba cansada de ese jueguecito que se traía conmigo. Tenía que sacarlo de mi cabeza, pero a la vez, al verlo así, sentí una punzada en el corazón que me decía que le había hecho daño. Tuve que reprimir los impulsos de abalanzarme a sus brazos, como días anteriores.
Sentía su dolor a través de sus ojos; me abrasaban las entrañas, no podía seguir con aquello pero a la vez me sentía culpable de todo. Era como el pez que se muerde la cola. Aunque después de aquello, todo habría acabado. Sin aguantarlo más, canteé la cara, apartándola de sus ojos oscuros y vidriosos.
Estábamos tan metidos en la situación, que ninguno de los dos fue consciente de lo que sucedió hasta que yo no salí volando por los aires soltando un grito ahogado al chocar contra un tronco.
Aturdida por el golpe, intenté centrar mi visión en lo que tenía delante, pero el impacto había sido tan fuerte que la vista la tenía algo nublada y por un momento dejé de respirar. Escuché a Carter llamarme con desesperación, pero no veía nada más allá de mis manos, apoyadas en el suelo intentando recobrar la compostura. Me costó lo mío centrarme y mantener la calma. Entonces la vi. Era la vampira con la que nos habíamos enfrentado Tom y yo hacía unas semanas. La vampira que sabía mi secreto y que en esos momentos estaba en plena batalla campal contra Carter.
Mi profesor era bueno, muy bueno. Se movía con rapidez esquivando los puñetazos y patadas que le lanzaba la vampira, pero yo dudaba de que pudiera aguantar mucho más.
*¿Es qué aquí no hay nada que avise cuando entre una criatura de la noche* Pensé para mis adentros. *Qué cosas piensas, ¿no ves que no? Ahora mueve ese culo y demuestra lo que sabes*.
Algo más calmada, me incorporé definitivamente, aunque lo hice demasiado deprisa y el mundo empezó a darme vueltas. Pero Carter me necesitaba.
Corrí hacia ella y la agarré del pelo, tirando de el hacia atrás. Soltó un grito cuando lo hice, pero eso solo podía ser algo bueno. Busqué los ojos de Carter, quien tenía un profundo arañazo en medio de la mejilla derecha.
-Lárgate de aquí, Alex. Pide ayuda.
-¿Qué? ¡No pienso dejarte aquí solo!
-Alex, ¡vete! -me agarró del brazo y tiró de mí en dirección a los árboles.
Solo estaba intentando protegerme, pero en realidad yo estaba allí para protegerlo a él. Ya me había enfrentado antes a aquella vampira y había perdido. Él estaba loco si se pensaba que podría vencerla.
Agudicé mis sentidos y me puse manos a la obra, haciendo caso omiso a las advertencias de mi profesor.
Justo a tiempo, antes de que ella impactase contra mí, me moví a toda velocidad, lanzándole una patada voladora en el estómago, pero a penas se inmutó. Aquella era dura de pelar y si no cooperábamos en equipo, estáríamos perdidos.
Yo contaba con mis poderes, pero no podía usarlos con él allí, aunque si en algún momento dado tenía que hacerlo, no dudaría ni un segundo.
-¿¡Se puede saber qué estás haciendo!? -chilló Carter, con una mezcla de cólera y nerviosismo, tras de mí.
-Intentando salvarnos el culo -contesté justo cuando esquivaba un golpe.
Al hacerlo, caí rodando al suelo y eso le proporcionó el segundo que necesitaba para tirarse sobre mí. A tiempo que me golpeaba el estómago con un puntapié.
-Volvemos a encontrarnos, zorra -siseo junto a mi oído.
Casi noté sus colmillos en mi cuelo junto con la bilis subir desde mi estómago cuando por fin, Carter reaccionó y de un tirón me la quitó de encima, no sin antes recibir varios golpes más en mi cara y pecho.
Me faltaba el aire y al ver que estábamos perdiendo, estaba al borde de perder el control. Por muy bien que estuviera preparada, en realidad nunca antes me había enfrentado a un Marwolaeth y menos a uno que claramente me superaba en fuerzas; por no contar que no podía emplear mi don.
Me incorporé sobre un costado, escupiendo sangre. Debía de tener algún órgano interno roto o una costilla clavada en mi interior. Me dolía todo el cuerpo; pero no podía dejarla escapar de nuevo.
Estaba apunto de volver a desplomarme sobre el cuelo cuando advertí que la que tenía el control era ella en vez de Carter. Lo había tirado en el suelo y la vampira se encontraba a horcajadas sobre él. Carter empujaba con todas sus fuerzas hacia arriba la estaca que la vampira tenía agarrada y que iba directa a su corazón. Ahí fue cuando me entró el pánico de verdad. Si no actuaba lo iba a perder.
Haciendo caso omiso a las nauseas y al mareo, aproveché que estaba distraída y me acerque por su espalda. De un salto me coloqué sobre ella con las manos a ambos lados de la cabeza. De un simple movimiento le había partido el cuello.
Carente de vida, calló inerte al suelo. Aquello no la mantendría inconsciente mucho tiempo pero sí el suficiente como para darle muerte de una vez. Sin pensármelo dos veces, le arranqué la estaca de las manos a mi profesor, quien me miraba atónito y se la clavé en el pecho, reduciéndola a cenizas, para después dejarme caer en el suelo boca arriba.
Sentía el pulso en mis oídos, cómo rebotaba contra las paredes de los capilares de mi cuerpo. Estaba hecha polvo, pero nada se podía comparar con la excitación que sentía en aquellos momentos por haber acabado con aquel ser.
-¿Alex? -Carter se acercó a rastras hasta mí.
Lo veía difuso, como si en vez de tener un cuerpo sólido fuera un ser incorpóreo, pero sabía que eso solo era producto de los golpes que había recibido en mi cabeza ya que escuchaba su corazón acelerado en el pecho y su respiración entrecortada. Al ver que no respondía, preocupado me agarró por los hombros y me zarandeó. Yo quería decirle que estaba bien, pero era como si no fuera dueña de mi cuerpo.
-¡Dios! ¡ALEX, CONTESTAME!
Con los ojos entrecerrados, busqué sus ojos hasta que ambos quedamos conectados por un hilo invisible y le sonreí, intentando transmitirle tranquilidad.
-¿Lo he hecho bien? -susurré, aún sonriente- Esta vez no me he distraído.
-Oh, gracias a Dios.
Con un suspiro de alivio, me atrajo hacia él, abrazándome con todas sus fuerzas hasta que ya no pudo más.
No había un premio mejor que ese.






6 comentarios:

  1. Te voy a poner aquí un testamento ajajaj xD
    Bueno, empecemos. Primero, Alex no me parece inmadura ni de coña, vamos, es muy responsable y tienes las cosas claras desde el primer momento. La admiro jajaa xD Los que sí me parecen crías son los que han puestos las reglas en ese instituto. La verdad es que son demasiado estrictos con algunas personas y a otras en cambio les da igual lo que hagan. Se cegan por el dinero de Spencer a pesar de que ella molesta a los demás compañeros y les arruina la vida. Ella es la que se merece el castigo, sinceramente, y Alex tiene razón, una hostia la espabilaría bien.
    Carter me ha parecido demasiado duro, él no entiende lo que le ha dolido a Alex el comentario de Spencer, si lo comprendiera no sería tan estricto.
    La verdad es que no me esperaba para nada la aparición de la hija de la noche (no sé cómo se escribe y no tengo ganas de buscarlo arriba xD) y debo de decir que Alex ha hecho muy buen trabajo matándola de una vez por todas, por lo que Carter ha quedado impresionado. Creo que a partir de ahora pasará algo más entre Carter y Alex y yo creo que su secreto está en peligro... :S
    Ahora te voy a hablar de otra cosa. Has mejorado mucho en cuanto a la escritura, aunque aún tienes pequeñas faltillas y algunas no son ni siquiera faltas sino que son letras que cambias porque están muy próximas en el teclado y por eso creo que si lo revisaras un poquito más se quitarían. Aún así, está genial, sigue mejorando. Un besito ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo sé, yo pienso también como Alex, odio a las tías como Spencer (crep que queda claro jaja) que van de superiores y con sus comentarios hacen mucho daño a la gente y con lo de las normas, en realidad deberían ser así para todos, pero ahí van al que más paga... es un colegio de pago, solo unos pocos entran por beca y bueno, los Wrach XD
      Creo que Carter sí, se ha pasado pero es porque en realidad le importa Alex y HAN ESTADO A PUNTO DE EXPULSARLA, yo entiendo que él se pusiera así, si se va la pierde U_U
      Y muchas gracias tanto por comentar como por dar tu opinión y decir que he mejorado jaja en eso estoy, intentando mejorar poco a poco :)
      Gracias jj

      Eliminar
  2. Ay que me da que Irina no pertenece a los wrach simplemente.....

    ResponderEliminar
  3. DIOS MIO CARTER!!!! CADA VEZ ME ENAMORO MAS DE EL!!! aunque al principio me he quedado como ¿enserio? pero si estaba hablando mal de una amiga suya q está MUERTA no lo entiendes, no entiende por q estaba asi, pero luego jfkbdsvtgrbesvsrgufhj jajajaja ni se te ocurra por cualquier cosa dejarla ¿eh? :P
    besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también entiendo a Alex, es más, yo no solo le habría dado un puñetazo, la mato directamente XD
      Ya estoy con los últimos capos jj

      Eliminar