martes, 18 de marzo de 2014

Capítulo 15.

Teniendo en cuenta de que yo a Daniela no le caía demasiado bien y que le había partido su ¨precioso¨tabique nasal, pedirle que volviera a ponerme en el mismo grupo con Tom, era algo que a pesar de que se me había pasado por la cabeza, también lo había hecho la palabra ¨inútil¨ y en mayúsculas.
Me había pasado el día dándole vueltas a la cabeza, pensando en cómo podía arreglar todo lo que había roto -por decirlo de alguna forma- en los últimos días. Por suerte, el tema con Cyn ya estaba arreglado y había accedido a practicar conmigo, para que mi supuesto nuevo poder, saliera a la luz de nuevo.
-Venga, Alex. Tienes que esforzarte un poco más -me animó.
-¡Ya lo hago!
Estábamos en el bosque, en la parte trasera, junto al lago. Era un sitio en el que no había pasado mucho tiempo, de hecho, era la primera vez que pisaba aquella zona; pero en una de mis charlas con Tiffany -antes de que decidiera ponerse en modo ¨paso de ti¨- me indicó el camino.
Lo bueno de todo, a pesar del frío que hacía, era que no pasaba nadie por allí. Era un sitio tranquilo, ideal para zurrar y que te zurre el culo tu mejor amiga.
-Pues no es que lo hagas muy bien -se burló de mí con una sonrisa.
Cyn había tenido la genialisima idea de que, quizás, si de la única forma en la que se había manifestado había sido en una pelea, provocando una, volvería a hacerlo, pero yo no estaba tan segura. Llevábamos  dos horas pegándonos puñetazos y patadas la una a la otra y lo máximo que había sido capaz es de lanzar un par de bolas de fuego a unos cuantos matorrales.
-Cyn -me dejé caer en el suelo, algo cansada de tanto combate- esto no va a funcionar. Llevamos ¿cuánto? ¿dos horas?
-Es que no sé qué más podemos hacer -dijo, sentándose a mi lado-. He estado buscando en Internet, pero bueno, ya sabes...
-Sí, millones de páginas frikis sin sentido -terminé su frase por ella-. En serio, cada vez estoy más convencida de que me lo imaginé todo o de que me estoy volviendo loca. -Me reí, a pesar de que el tema me producía escalofríos.
-No lo sé -me miró de reojo, con una sonrisa pícara dibujada en los labios-. Pero mientras tanto, señorita -se levantó de un salto y me pegó un empujón en el brazo, para que yo la imitara- vamos a seguir intentándolo.
-¿En serio Cyn? -rodé los ojos, mientras ignoraba el dolor de mis piernas para volver a ponerme en pie.- ¿Has escuchado algo de lo que te he dicho?
-Sí, pero he aprendido a ignorarte.
-Esa ha sido buena -apunté, reconociendo su mérito.
-Se me ha ocurrido una cosa.
-Miedo me das...
-A ver, tú dices que sólo ha pasado una vez ¿no?
-Ajá.
-Y que esa vez fue en el ataque.
-Seh -asentí efusivamente para dar un toque más dramático al asunto.
-Bien pues...
Me daba miedo cada vez que se ponía así; en modo ¨se me acaba de ocurrir una idea súper brillante, la cual, para mí está genial, pero tu vida correrá peligro¨. Sí, puede que parezca exagerado, pero Cyn era así. En más de una ocasión me había metido en un par de líos por su culpa y eso, que a simple vista la que parecía  responsable era ella y yo la matona impulsiva.
-... ¿por qué no probamos a ponerte en peligro?
¡Zahs! Ahí estaba su idea loca. Abrí los ojos de par en par y me la quedé mirando sorprendida. Me esperaba que dijera algún tipo de burrada, pero lo cierto es que para mi sorpresa, yo estaba de acuerdo con ella. Habíamos probado de todo y nada había funcionado.
-Oye... -me llevé la mano a la coronilla con la mirada puesta en el cielo nublado- no sé por qué, no me sorprende -me resigné al fin.
-Sabes que no te pondría en peligro, nunca, pero es que ya no se me ocurren más ideas -se quejó, lanzando una piedra al agua.
-Bien y ¿qué sugieres?
-Bueno, pues creo que no te va a gustar nada... -estaba con la mirada perdida en el lago, mirando un par de gotas que subían y bajaban en círculos. Estaba usando su don-... había pensado en usar mi poder, para ahogarte.
Me quedé, literalmente, de una pieza. Le estaba siguiendo el royo, pensando que iba de broma, pero no, estaba completamente en serio en lo de poner mi vida en peligro.
-¡Cinthya! -exclamé con los puños apretados a los costados- ¿¡Lo estás diciendo en serio!?
-Piénsalo Alex -se giró para quedar frente a mí- la única vez que lo has usado ha sido cuando una vampira estuvo a punto de atravesarte el corazón con una estaca. Quizás, si tu cuerpo o tu poder ve que estás en peligro, vuelva a dispararse solo. A demás, sabes que no morirás, a parte de que no te dejaré...
-Ya, ya -la corté levantando la mano y dándole la espalda.
Mi mejor amiga quería ¨matarme¨. Genial. *¿cuándo se ha vuelto esta chica así?* En cierto modo ella tenía razón, no iba a morir, bueno, técnicamente. Tanto un Wrach como un Marwolaeth, solo moría cuando una estaca de madera les atravesaba el corazón o se les cortaba la cabeza; por lo que aunque mi corazón dejara de latir por la falta de oxígeno en mis pulmones, no estaría realmente muerta, aunque por supuesto, no tendría pulso durante un rato. Pero no dejaba de ser una decisión difícil.
-Y ¿qué me dices? -insistió al ver que me había puesto tan blanca como la cal- Oye, que si no quieres, solo tienes que decir que...
-Está bien -accedí antes de echarme para atrás- manos a la obra.
Tras un asentimiento por su parte y varias respiraciones entre cortadas por la mía, vi como una masa de agua llegaba flotando hasta mí. A cada paso que daba aquella cosa gigantesca, más claro tenía que todo ese plan absurdo era solo eso... un plan absurdo y acabaría saliendo mal. Instintivamente y aterrada, di un paso hacia atrás. Cinthya me miró, sabía lo que me rondaba por la cabeza y yo sabía que otro gesto de vacilación por mi parte y por mucho que fuera su idea y pensara que estaba bien, tiraría todo al garete, a si es que me mantuve firme en mi sitio, con los puños apretados.
Cogí una última bocanada de aire y la masa de agua me envolvió. Noté el gélido tacto del agua helada por todo mi cuerpo, empapando cada hilo de mi ropa. Ahí fue cuando realmente sentí miedo.
No expulsé todo el aire de golpe, era mejor administrarlo, porque sabía que aquello iba a durar un rato. Nunca había sido muy buena buceadora, pero un Wrach podía pasar bastante tiempo sin respirar aunque no demasiado.
No notaba nada que no fuera agua y miedo. A través de las ondas que se formaban, podía vislumbrar a mi amiga mirándome fijamente y atisbé algo de preocupación, lo que me decía que no tardaría mucho en quitar aquella cosa de mí. Intenté moverme, pero no podía, era como si el agua en vez de ser ligera, pesara cientos de toneladas. Ahí fue cuando se me dispararon las alarmas y sin darme cuenta, mientras forcejeaba, expulsé el poco aire que me quedaba. Cinthya me miró con preocupación y entonces  me di cuenta de que la cosa no iba bien.
Escuchaba sus voces desde fuera, que me llamaba y aporreaba la masa de agua intentando sacarme de allí, pero era inútil. Mi garganta estaba empezando a arder igual que mis pulmones. Necesitaba oxígeno  y lo necesitaba ya.
*Cyn, Cyn, sácame de aquí, por Dios, sácame. ¿Qué te pasa? ¿No ves que no puedo respirar?* Las palabras se amontonaban en mi cabeza y por mucho que intentaba pronunciarlas, lo único que conseguía era que el agua entrara a borbotones por mi boca. Al borde del ataque de pánico, fue cuando lo noté. Era como si algo me empujara desde el interior, más allá del esternón. Era una fuerza extraña, que solo la había sentido una vez; en el ataque.
Cerré los ojos con fuerza y lo visualicé. Vi esa fuerza salir de mí, extenderse fuera. Era como una goma que se extendía; pero era una goma fuerte. Me imaginé a mí misma, en una oscuridad absoluta, tirando de aquella goma de color azul. Gritándole que creciera, que se extendiera, que me estaba ahogando.
Cansada de gritar y agotada de forcejear, saqué fuerzas de donde pude y grité una vez más; entonces abrí los ojos y vi todo saltar por los aires; el agua, yo y Cyn.
Caí de espaldas en el suelo, dándome un fuerte golpe en la columna,  que me sirvió para reaccionar y expulsar todo el agua que había tragado. Me puse de lado y la escupí, hasta que noté que ya no quedaba más en mi interior. Me dolía todo el cuerpo, pero sobretodo, la garganta.
-¡Alex! ¡Alex! -Cyn salió disparada hacia mí, presa de la histeria- ¿¡Estás bien!?
-Sí -susurré, pues mi voz no daba más de sí- estoy bien.
-¡Dios! ¡Ha sido una pasada!
-Me alegro de que te alegres de que no esté muerta -solté poniendo los ojos en blanco. La verdad es que sí que había sido una pasada. Pero esa ¨pasada¨había estado a punto de costarme la vida. -¿Por qué no me has quitado el agua de encima cuando has visto que casi me ahogaba?
-No sé qué es lo que ha pasado, te lo juro -por el tono de su voz, supe que me decía la verdad.- Era como si hubiera perdido el control de mis poderes. Pero luego... lo he visto, he visto lo que has hecho, era como una pared invisible de color azul medio transparente. ¡Waa! ¿Podrías volver a hacerlo?
-No lo creo -dije con un escalofrío. Estaba empapada, de pies a cabeza. Me abracé el cuerpo e intenté calentar un poco la ropa para que se secara, pero a penas conseguí entrar en calor, no tenía fuerzas- -Estoy bastante débil.
-Bien. Bueno, por hoy está bien -pasó sus brazos por debajo de los míos y me ayudó a levantarme.- Será mejor que volvamos y te des una ducha de agua caliente antes de la cena.
-No podría estar más de acuerdo en eso.
A cada paso que daba era una agonía mayor. Tenía las piernas, literalmente, inertes. Me costaba muchísimo ponerlas en movimiento. Si no llega a ser porque Cyn me tenía casi cogida en brazos, no habríamos llegado a la habitación. Aquella explosión de poder me había dejado agotada.
-Pásate luego por mi habitación ¿vale? -Cyn me acompañó hasta mi cuarto, para asegurarse de que llegaba sana y salva-. Mía y yo tenemos algo de... bueno, ya sabes de qué. Creo que te vendrá bien recuperar fuerzas.
-Sí -asentí antes de quedarme sola.
Tiffany, como siempre en estos últimos días, no estaba en la habitación. Tenía que pillarla por banda y hablar con ella, pero tampoco quería rebajarme. Por muy bien que me cayera aquella chica, se había comportado como una inmadura. Yo no le había hecho absolutamente nada, a no ser que preocuparse fuera  considerado un delito, que hasta donde yo sabía, no era así.
La ducha me sentó de maravilla, aunque aún no estaba al cien por cien. Me arrastré fuera de la bañera y me vestí lo más rápido que pude teniendo en cuenta que me dolían todos los músculos del cuerpo. Seguía sin saber dominar ese nuevo poder, si es que se le podía llamar así, pero al menos, ya, más o menos, sabía cómo reaccionaba. Si de algo no me cabía duda era que lo haría bajo presión, a si es que tenía que empezar a doblegarlo en vez de que él me controlara a mí.
Llevaría un  tiempo, lo mismo me había pasado con el poder del fuego, no era nada fácil, es más, cuando era pequeña casi destruí mi casa por completo en un acto de pataleta contra mis padres. Estábamos discutiendo y acto seguido, todo empezó a arder. Pero bueno, eso era cosa pasada y ahí solo tenía unos siete años y ahora, ya era mayor de edad, al menos en Europa.
-Pensé que no llegabas -se rió Cinthya entre dientes.- Estaba por ir a buscarte yo misma.
-¡Calla! -la fulminé con la mirada, mientras me enroscaba bien el pelo en la toalla.
-Pasa anda -se hizo a un lado para permitirme entrar en su habitación.
Mía estaba sentada en una silla junto al escritorio, haciendo yo no sé qué, seguro que deberes, algo con lo que yo debía ponerme las pilas si quería aprobar.
-Dime que te vas a compadecer de tu pobre amiga medio inválida y me vas a dar un buen vaso cargado - exageré; exageré muchísimo, pero era otra de las múltiples cosas que me encantaban; hacerme la víctima para que me cuidaran. Me dejé caer en la cama de Cyn mientras ella y Mía se partían de risa.
-Alex y sus exageraciones -dijo Cyn poniendo los ojos en blanco.
-¿Un entrenamiento duro? -preguntó Mía entre risas.
Cyn y yo le habíamos dicho que saldríamos a hacer algo de ejercicio y practicar, ella no estaba al corriente de las nuevas idas de olla de mis poderes y prefería que siguiera siendo así. Cuanto menos gente lo supiera, mejor. Hasta el momento solo lo sabían Tom y Cinthya, aunque bueno, después de la discusión con Tom, no podía asegurar que este no se hubiera ido de la lengua por despecho.
-Durísimo -me quejé al recordar que casi muero ahogada.- Y ahora mismo me comería un bisonte entero, con pezuñas y todo.
-Empieza por beberte esto anda -Cyn me tendió un vaso con sangre.
-A la orden mi capitana.
A pesar de que agradecía el gesto que había tenido conmigo, darme sangre de su suministro, la verdad es que estaba algo rancia y pasada, pero tampoco podía quejarme. Cualquier cosa era mejor que tener que degollar a un pobre animalito. Sí, era lo mismo, porque esa sangre procedía de algún lado, pero como se suele decir: ¨ojos que no ven, corazón que no siente¨; pues eso mismo pensaba yo.
Mis fuerzas volvieron con cada gota de sangre que bañaba mi lengua, pero aún así, seguía agotada; no física, sino mentalmente. Era como si un millón de bunques militares hubieran pasado sobre mi cerebro y lo hubiera dejado reducido a cenizas.
-¿Mejor?
-Pss -me encogí de hombros, depositando el vaso ya vacío sobre la mesita de noche- algo.
-¿Tan grande ha sido la paliza que te ha dado Cinthya? -se rió Mía.
-En realidad, la paliza se la he dado yo -apunté, levantando el dedo índice-, pero sí, estoy cansada y duermo fatal.
-Tampoco me has pegado una paliza -se quejó mi amiga, mirándome con desprecio- no exageres. Y levántate que me estás mojando la cama con la toalla.
-Lo que te quejas. -La fulminé con la mirada y un ligero bostezo.- Esta noche voy a caer rendida.
-¿No tienes guardia?
-¡Mierda!
-Eso es un sí ¿no? Pensaba que Daniela te habría dado de baja o sancionado por el puñetazo que le diste -Mía se unió a nosotras y se sentó en la cama, con una sonrisa de lado a lado.- Si te digo la verdad, esa zorra se lo merecía.
-No sé que me sorprende más -me reí-, si que te alegraras de ello o de que hallas dicho la palabra zorra.
Las tres explotamos en carcajadas. Nunca antes había escuchado a Mía decir una palabrota y mucho menos en tono despectivo a alguien. Ella era tan poquita cosa, que se me antojaba raro que dijera ese tipo de palabras.
-¿No deberíamos bajar a cenar? -mis tripas sonaron como recordatorio de que necesitaban algo de sustento.
-Sí, es cierto, yo me muero de hambre -dijo Mía frotándose la tripa.
-Y yo.
Serían cerca de las siete y allí eran muy estrictos con los horarios, a si es que tras varios minutos de cháchara más, decidimos bajar.
Cuando entramos en el comedor, la poca gente que había nos miró y acto seguido se levantó un murmullo y unas risillas en toda la sala.
-¿Qué coño les pasa a estos memos? - repasé toda la sala con odio en los ojos, pero eso solo hizo que las risas aumentaran y para mi sorpresa, Cyn y Mía empezaron a desternillarse mientras me miraban. -¿Qué pasa?
-Tú... -Cinthya me señalaba con el dedo índice y el cuerpo doblado de la risa. Sus palabras a penas eran entendibles-... tienes... la toalla en la cabeza.
*¡Mierda!* Con un tirón, me saqué la toalla, dejando que las puntas mojadas de mi pelo cayeran sobre los hombros. Ya era demasiado tarde, todo el mundo me había visto hacer el ridículo, no eran muchos alumnos los que estaba en el comedor, pero conociéndolos, por el poco tiempo que llevaba allí, antes de que acabara el día todo el mundo lo sabría.
No me había acordado de que llevaba la toalla puesta y mis dos buenas amigas -en sentido irónico- no me lo habían mencionado. Las fulminé con la mirada, mientras seguían riéndose de mí.
-¡Eh! no nos mires así -Cinthya intentó ponerse sería, pero no lo consiguió- No nos habíamos dado cuenta.
-En fin -suspiré, dando por terminada la conversación.
Las dejé a las dos en la entrada, junto a la cristalera donde ponían el buffet  del desayuno y me dirigí a una de las mesas más alejadas que había; aunque eso me llevó a pasar por toda la gente, que seguía cada uno de mis movimientos.
-Bonito conjunto el tuyo, he de decir que te sentaba la mar de bien -dijo una voz chillona a mi espalda.
-A mi todo me sienta bien, querida -le dirigí una sonrisa falsa a Spencer, que estaba sentada junto a Isabel y otras dos chicas que no conocía.
Esperé a que se le encendiera la bombilla y dijera algo ingenioso, tenía ganas de volver a dejarla pasmada, pero simplemente me hizo un gesto de asco con la cara y se atusó el pelo.
-Infantil -susurré mientras me volvía.
La cena transcurrió en silencio; Cyn y Mía no pararon de pedirme disculpas y yo tuve que ¨perdonarlas¨finalmente. No estaba enfadad con ellas, simplemente un poco abochornada por haber hecho el ridículo de aquella forma ante la mayor parte del instituto.
Tom, como los últimos días, había decidido no hacer acto de presencia en la mesa y se había sentado con su compañero de cuarto Will, a quien no podía quitar el ojo de encima, algo mutuo, porque en más de una ocasión lo había pillado observándome. No puedo decir qué era lo que tenía aquel chico, pero algo era.
-Bueno ¿y qué os apetece hacer ahora? -preguntó Jo, dejando caer los cubiertos en su plato.
En nuestra mesa solíamos sentarnos Mía, Cyn, Jo, Tom, Christian y yo, aunque bueno, Tom ya no. Me sorprendía un poco cómo había crecido mi relación con Jo y Christian desde que habíamos llegado a la academia. Antes, a penas nos saludábamos y ahora, ahí estábamos, sentados en nuestra mesa; en la que desayunábamos, comíamos y cenábamos juntos.
-Dormir -bostecé, arrastrando mi silla para poder ponerme en pie-. Estoy agotada, lo siento chicos.
-Aburrida -se rió Christian, mirándome con el ceño fruncido.
-Yo también te aprecio Marcus -dije ya de espaldas a ellos.
Después de la cena, solíamos quedarnos en la sala común jugando a algún juego de mesa o a veces, salíamos al patio a dar alguna vuelta y mirar las estrellas, si las nubes nos lo permitían; pero después de la explosión de poder de aquella tarde, lo único que necesitaba era dormir y podre del o de la que me despertara, porque correría la sangre y en sentido literal.
-¡Eh Tomsom! ¿A dónde te crees que vas?
-Pues... estoy subiendo las escaleras que conducen a las habitaciones -repasé los muros con la mirada- no sé, ¿tú que crees Will?
-¿Tan temprano y ya con ganas de dormir? - subió un escalón, quedando él justo por debajo del mío. Era un chico alto, bastante diría yo, pues a pesar de que estaba un escalón por debajo de mí, me sacaba media cabeza. Una sonrisa burlona se formó en sus labios-. Tú no te vas a ir a la cama tan pronto.
-¿A no? -le correspondí a su sonrisa, poniendo mis manos en las caderas-. Y ¿A dónde dice usted que voy a ir?
-Conmigo -pasó una se sus manos por mi cintura, atrayéndome hacia él.
En esos momentos agradecí que la iluminación fuera escasa, porque de no haber sido así, el chico no habría distinguido mi cara del pelo. Me puse roja como un tomate. Sí, yo, la Alex respondona que siempre tenía una respuesta ocurrente para cada situación, en ese momento me había quedado literalmente en blanco. Pero a pesar de todo puse mi mejor sonrisa; él no podía darse cuenta que acababa de dejarme sin palabras. Puede que estuviera acostumbrado a ello, a que el resto de chicas cayeran rendidas a sus pies; pero yo no era como las demás.
-Ya... -susurré, acercándome a su oreja, tanto, que mis labios rozaron su lóbulo- y ¿a dónde se supone que vamos?
Nunca supe su respuesta. Tiffany apareció detrás de él, en la parte baja de la escalera y con un carraspeo llamo nuestra atención.
-Alex, la directora te llama y creo que es importante-dijo, antes de marcharse.
-¿Qué has liado esta vez, pelirrojilla? -se burló Will, dejando caer las manos de mi cintura.
-Eso me gustaría saber a mí.


6 comentarios:

  1. ¿en serio? tiaaaa no puedes dejar así el capitulo. lloro, muhco además T.T

    lo de los poderes te ha quedado muy uay aunque e parece fatal que Cyn quisiera poner en peligro a Alez se podía haber arriesgado ella. no sabe ni ná pero bueno por lo menos ha servido para algo, ahora sabemos que Alex tiene un poder nuevo que por lo visto mola mogollón ^^
    y tia llamame Crazy pero a mi Will me recuerda muchisisisimo a Sylvain de NS, no me digas porque pero me le imagino exactamente igual. Solo espero que Alex esté con Carter y por favor necesito un beso entre ellos ya eh? lo del gimnasio me dejó con ganas de más así que te lo suplico que llegue ya!!!
    un beso y siguiente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Joe, pobre Cyn jajaja consistía en presionar a Alex, a ver si a caso así funcionaba el el don salía a la luz, que al mens, ha tenido resultado jajaja
      CRAZYYYYYYYYYYYYYY dios, no... bueno o sí jajaja no sé Will os va a sorprender..

      Eliminar
  2. madre mia!!! q salga CARTER!!! ES Q ME HE ENAMORADO!!!!

    ResponderEliminar
  3. Me encantaba el nombre de Daniela, ahora lo asociaré con una amargada con aires de grandeza jajajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te sirve de consuelo, a mí también me gustaba mucho jajaja es más, una novela que escribí la prota se llamaba Daniela XD
      Siento haberte jodido el nombre jajajaja

      Eliminar