jueves, 6 de marzo de 2014

Capítulo 11.

Al día siguiente de mi desmallo, ya lo sabía todo el mundo. Había escuchado especulaciones de que si me había drogado, que si había sido una excusa para no hacer el castigo o incluso que tenía anorexia nerviosa y llevaba sin comer varios días, algo que técnicamente no era mentira, porque no había comido en dos días, aunque no tenía anorexia. Pero a mí todo eso me daba igual, lo que me importaba y a lo que no había parado de darle vueltas había sido a la supuesta visita de Cyn en el hospital. Yo estaba segura de que había ido, la había sentido al abrazarla, no había sido un sueño o producto de la imaginación, pero ella me decía que no había estado y la enfermera lo corroboraba.
El lunes, después de las clases, me fui directa a mi cuarto. Se había pasado todo el fin de semana lloviendo y no había podido salir, ni siquiera a patrullar y necesitaba hacer algo de deporte. Al parecer Daniela se había vuelto una santa de repente y me había dado permiso para tomarme dos días de descanso.
Cogí mi chubasquero, el tiempo seguía algo inestable y no me apetecía mojarme, me puse las deportivas y me fui al patio.
A penas había nadie en el exterior, la mayor parte de los alumnos estarían descansando o haciendo deberes, dos cosas de las cuales no tenía ganas. Seguí el camino que llevaba hasta la capilla, donde me detuve un momento para echarle un vistazo. La verdad es que era una construcción fascinante.
Estaba hecha de ladrillos y piedra, como el edificio principal. Desde fuera pude ver unas vidrieras de colores llamativos con ángeles y demonios dibujados; la que más me gustó fue una de los laterales, donde un ángel envuelto en una túnica blanca y un aro dorado, abrazaba a una sierva del demonio de tonos rojos y negros. Era la representación del perdón.
Una respiración entrecortada me sorprendió. Cárter, mi profesor de defensa, se encontraba tras de mí, sudoroso y jadeante, con una sudadera negra arremangada, dejando a la vista las venas hinchadas de sus brazos por la carrera.
-Bonita ¿verdad?
-¿El qué? -dije sin comprender a lo que se refería.
-La imagen -señaló la vidriera que yo había admirado un segundo antes- es preciosa. De mis favoritas.
-¡Oh! Sí, la verdad es que es bastante bonita -volví a mirarla de reojo.
-¿Cómo te encuentras? Me he enterado de tu desmallo.
-Bien... supongo -me encogí de hombros con la mirada puesta en el suelo- fue una tontería.
-Bueno, eso espero -dijo dando un paso hacia mí-. ¿Qué haces por aquí?
-Necesitaba salir de esas cuatro paredes -me encogí de hombros con indiferencia- odio estar encerrada en sitios pequeños.
.¿Pequeños? -Cárter abrió los ojos sorprendido- ¿La academia te parece un sitio pequeño? Créeme que eso lo dices porque no tienes que protegerla, si tuvieras que estar haciendo guardias y atenta a todo el mundo no dirías lo mismo.
*Si tú supieras*. Esbocé una pequeña sonrisa al pensar aquello. Él no estaba al corriente de mis patrullas nocturnas con Tom. Sí, nos había pillado, pero habíamos salido del paso o al menos él no nos había delatado.
-Bueno, ya me entiendes. Por cierto... -agaché la cabeza y me miré los pies, algo nerviosa por lo que iba a preguntar.
-¿Sí?
-El vampiro... ¿lo cogisteis? -no tuve que fingir el temor de mi voz, al menos, no tanto, realmente estaba preocupada por si aquella hija de la noche había escapado, ella había visto lo que hice- ¿verdad?
Se tomó un par de minutos para contestar, minutos que para mí se me hicieron eternos, pero al final habló.
-No debería decirte esto pero... sí, la capturamos.
Realmente me sorprendió aquella respuesta e instintivamente levanté la mirada y la fijé en la suya, que me estaba observando detenidamente. Nunca pensé que unos cuantos humanos fueran capaces de encargarse de semejante criatura.
-¿Por qué? -mi voz salió casi como un susurro, pero en seguida carraspeé y me cuadré de hombros-. Quiero decir... ¿cómo? ¿Cómo lo hicisteis? Solo sois... -me callé de inmediato, antes de meter la pata.
-¿Por qué? Pues porque se supone que es información confidencial y que un alumno sepa que ha entrado un vampiro en la academia no es bueno, porque ese alumno se lo dice a otro y ese a otro...
-¡Oye! ¿Estás insinuando que soy una chismosa?
-No -su voz era dura, pero en sus ojos noté un pequeño brillo de diversión que me decía que estaba disfrutando con aquello-. Y en cuanto a tu pregunta del cómo, pues con una estaca. Ellos son más rápidos, pero nosotros estamos bien entrenados.
Tenía razón. Lo había visto en clases y era bastante bueno a la hora de un combate cuerpo a cuerpo; aún no le había visto manejar una estaca, pero estaba segura de que también sería bueno y eso me llevó a preguntarme si alguna vez habría matado a algún vampiro.
-¿Has matado alguna vez a algún Marwolaeth?
-¿A un... qué?
En seguida comprendí mi error. Marwolaeth era un término para diferenciar nuestras especies, pero para él, solo había una especie y esa era la Marwolaeth a la cual ellos simplemente llamaban vampiros. Acababa de meter la pata hasta el fondo y tenía que pensar rápido cómo salir de ella.
-Nada, nada -negué con la cabeza con una sonrisa para restarle importancia-. ¿Que si has matado alguna vez a un vampiro?
-¡Ah! Sí -su rostro se tornó duro y serio en una milésima de segundo- a muchos.
-Vaya... -* que bien, un mundano a matado muchos y tú que se supone que has nacido para eso, ninguno. Ay Dios...*.
Se produjo un silencio entre nosotros, que me permitió escuchar las gotas de agua repiquetear en el suelo; había empezado a llover. Levanté la mirada hacia el cielo, aún más oscuro que antes; ya habría pasado la media tarde, pronto sería la hora de la cena y antes de eso, quería -o más bien necesitaba- hablar con Tom.
-Parece que va a llover -dijo Cárter siguiendo la dirección de mi mirada- será mejor que nos vayamos antes de que apriete.
Lo miré de arriba a abajo. Ya estaba algo más tranquilo, pero su cuerpo seguía en tensión. Solo le había visto una vez relajado y había sido cuando le conocí. Su sonrisa se me había grabado en la mente aquella noche y en ese momento, se me antojó verla.
-¿Echamos una carera? -le sonreí.
-¿Qué? -le había pillado con la guardia baja, no se esperaba que le saltase con eso.
-¿Es que te da miedo perder contra una alumna? -le pegué un leve puñetazo en el hombro, para picarle y él me respondió con una sonrisa de lado. Ya estaba conseguido.
-¿A la de tres?
-Una, dos y ... ¡tres!
Le pegué un empujón entre risas para desestabilizarlo, pero no sirvió de mucho, en pocos pasos me había alcanzado. Apreté la carrera y me puse a su altura. ¡Caray! Era muy rápido. Yo era una chica bastante competitiva, siempre quería destacar en todo y más si se trataba de dejar en ridículo a un chico. Al pasar por delante de él, miré hacia atrás y le dediqué una sonrisa de suficiencia, a la que él respondió con otra.
Era divertido pensar que estaba echando una carrera con mi profesor de defensa. Tras de mí, escuchaba su corazón palpitando en el pecho, le iba a mil por hora, pero ni siquiera le costaba trabajo respirar.
Al ver a lo lejos el instituto, frené un poco, poniéndome de nuevo a su altura, pero él me adelantó, contento, pensando que yo me estaba cansando y que él iba a ganar, pero no iba a ser así. Justo cuando estábamos casi llegando a la primera torré, aceleré, sacando una buena ventaja entre los dos.
Me proclamé vencedora.
-¡Joder! -jadeó al llegar hasta donde yo estaba- ¡Eres rápida!
-¿Te sientes mal porque una alumna te haya ganado? -le puse morritos, a modo de puchero mientras me reía victoriosa.
-No, me siento orgulloso de estar haciendo bien mi trabajo -me contestó con brusquedad-. Y ahora, si me disculpa la señora ganadora, tengo trabajo que hacer, a si es que hasta más ver.
-Adiós.
Me lo quedé mirando mientras se marchaba al trote por uno de los múltiples caminos que se adentraban en el bosque, pero cuando la lluvia empezó a intensificarse, me metí dentro del edificio; necesitaba hablar con Tom.
No le había vuelto a ver y eso que me había dicho que iría a verme al día siguiente del ataque, pero no lo hizo y necesita hablar con alguien. Estaba claro que no podía hacerlo con nadie más que no fuera él, por el sencillo motivo de que nadie más sabía lo que había pasado.
Los chicos se me quedaban mirando a medida que avanzaba en el pasillo, sin rumbo, pues no sabía cuál era su habitación. Por suerte me topé con Christian.
-¡Ey! -le llamé con un grito.
-¿Alex? ¿Qué haces aquí? Sabes que...
-Sí, sí, ya sé que no puedo estar aquí, pero estoy buscando a  Tom. ¿Sabes cuál es su habitación?
El chico me miró de arriba a abajo, pensativo; dudando entre si decirme la verdad o echarme de allí a patadas para que no me metiera en un lío, pero tras un suspiro, con el cual yo sonreí triunfal, me lo dijo al fin.
-Es la 78, está por allí -me indicó con el dedo índice hacia el final del pasillo- y sea lo que sea lo que tengas que decirle, date prisa.
-Gracias -le sonreí y me incliné para besarle en la mejilla.
Christian tenía razón, podía meterme en un buen lío si alguien me veía por allí y con alguien me refería a los profesores o a los de seguridad. Se suponía que las chicas no podían estar en las habitaciones de los chicos, ni estos en los de las chicas; otra de las múltiples normas absurdas del reglamento.
Llamé un par de veces a la puerta, pero nadie me contestó, por lo que me tomé la libertad de entrar sin permiso.
Efectivamente, no había nadie y una parte de mí se desanimó; pero no obstante, terminé de entrar. Lo esperaría allí.
La habitación no era muy distinta a la mía, lo único en lo que eran diferentes era en el tono de las colchas y en vez de tocadores, había dos espejos gigantes en cada lado de la habitación.
Me senté en una de las camas, a esperar. Sabía que todo lo que estaba haciendo quizás me pasara factura, pero realmente necesitaba hablar con él.
Un ruido procedente del baño me llamó la atención; quizás sí que estuviera allí y no tuviera que esperar tanto. En esos momentos no tuve en cuenta de que, al igual que todos los alumnos, las habitaciones eran compartidas, por lo que Tom, tendía un compañero y que quizás se tratase de él el que estaba en la habitación y no mi amigo. Consciente de ello, me levanté a toda velocidad y me dirigí hacia la puerta, pero no fui lo suficientemente rápida.
Un chico entró en la estancia, con una toalla enroscada en la cintura y con el torso desnudo y mojado. Tanto él como yo nos quedamos petrificados al vernos el uno al otro. Sus ojos verdes me escrutaron de arriba a abajo, abiertos como platos buscando una excusa razonada a mi presencia; pero la sorpresa se esfumó, dejando paso a una sonrisa de lado a lado.
-Vaya, vaya... ¿te has replanteado mi ofrecimiento de las clases particulares de biología?
Me quedé sin habla. Pocas veces solía pasarme, el ponerme nerviosa y quedarme petrificada, pero teniendo en cuenta de que tenía delante a Will, semi desnudo, mojado y que estaba realmente bueno, era algo de entender. Tuve que obligarme a mí misma a apartar la mirada a un lado y a respirar.
-¿Qué haces aquí? -fue lo primero que se me ocurrió decir.
-En realidad, pelirrojilla... -dio un par de pasos hacia mí, aferrándose la toalla para evitar que en uno de esos pasos se le cayera. Algo que a mí no me importaba mucho la verdad.- es ¿qué haces tú aquí?
-Bus... buscaba a Tom.
-Pues no está -me sonrió, deteniéndose a una zancada de distancia.
Tenerlo ta cerca me ponía más nerviosa aún y sabía que él se estaba dando cuenta. *O reaccionas o te pego una leche, tú misma*. Me erguí, cruzándome de brazos y levantando la cabeza, para que fuera consciente de que no me intimidaba, aunque por dentro estaba hecha un flan.
-¿No me digas? No me había dado cuenta.
-Tú y tu encantador sarcasmo -dio otro pequeño paso más, con el que yo retrocedí hasta toparme con la pared-, con el que te vas a meter en más de un lío.
-¿A sí? Gracias por preocuparte y ahora si me disculpas yo...
La puerta se abrió sin previo aviso, propinándome un buen golpe justo en medio de la frente.
-¡Joder! -me quejé frotándome la zona afectada.
-Pero que... ¿¡Alex!? ¿¡Qué coño haces aquí!?
-Gracias al cielo -puse los ojos en blanco mientras agarraba a Tom por la muñeca y lo sacaba a rastras de la habitación-. Te estaba buscando.
-¿En mi habitación? ¿Con Will medio desnudo?
-Oye mira.... no me montes una escenita de celos, necesito hablar contigo.
-¡No es una escenita de celos!
-¡TOM! -le grité parándome en mitad de las escaleras-. Oye, mira... lo siento, ¿vale? Quizás... no haya sido la mejor manera pero...
-¿Tú crees?
-... realmente necesito hablar contigo ¿vale?
-Lo sé -suspiró, relajando el cuerpo-. Lo sé, perdona, no pude ir a verte, pensé que te vería en la guardia pero luego me enteré de tu desmayo y no te he visto en todo el fin de semana. Yo también quería hablar contigo.
-Perfecto entonces. Tú quieres hablar conmigo, yo contigo, pues hablemos.
Volví a agarrarle de la muñeca y tiré de él escaleras abajo. No tenía ni idea de dónde podíamos hablar sin que nadie más nos escuchara; todo estaba repleto de gente. Pero entonces, me vino un lugar a la mente. El cenador. Cuando salimos fuera aún estaba lloviendo a cantaros, por lo que tuvimos que echar a correr.
-Genial, ahora estoy empapado.
-Ains... hombres -puse los ojos en blanco y acto seguido le pasé mis manos por la ropa. Utilicé mi poder, no en una potencia muy exagerada, no quería quemarlo vivo, pero tenia mis trucos-. Ala, ya está. ¿Mejor?
-Sigo sin acostumbrarme. Sí, gracias.
Los dos nos quedamos callados. Ninguno quería ser el primero en hablar, pero en algún momento teníamos que hacerlo. Yo no encontraba las palabras exactas para explicarme, por eso salieron como una maraña confusa.
-Yo.. el otro día.. oye...
-No sé qué fue lo que pasó, pero fue increíble. He estado buscando información, pero no he encontrado mucho.
-¿Que has estado buscando qué? -tuve que obligarme a no levantar mucho la voz, por si alguien rondaba por los alrededores.
-Sí. He estado buscando información, pero no he encontrado mucho, por no decir que nada, pero bueno... algo es algo.
-Y... ¿qué has encontrado?
Todo aquel suspense me estaba matando por dentro.
-Como comprenderás aquí no es que haya muchos temas sobre vampiros, solo los típicos de que somos sangrientos, nos alimentamos de sangre humana y todo eso...
-Tom, por favor -le corté- ves al grano ¿sí?
-Bien -asintió, comprendiendo el motivo de mi petición-. En algunos he encontrado leyendas, parecidas a las que nos contaron sobre Mikael, de cómo se formaron los vampiros, incluso mencionan la separación de los Wrach. Dice que algunos de los vampiros tienen la capacidad o el don, de ejercer poder sobre la naturaleza.
-Sí bueno, pero eso es algo que ya sabemos...
-Espera. Pero que otros muchos desarrollan un doble poder.
-¿Un doble poder?
No me contestó, simplemente se limitó a asentir con un gesto. Le estaba agradecida por el detalle de haber buscado información al respecto, algo que ni siquiera yo había hecho, pero aquello era absurdo.
-Oye Tom... no me malinterpretes, pero... ¿estás seguro?
-Ya te he dicho que no era mucho lo que tenía.
-¡No es nada!-Él me miró con cara de pocos amigos, ofendido por mi contestación, pero en seguida se le pasó. Probablemente estuviera igual de confundido al respecto, como lo estaba yo-. Lo siento.
-Eso es todo lo que he podido encontrar.
-Tom... y si... ¿solo fuera producto de nuestra imaginación? No sé, yo desde que he llegado no pego ojo y tú te diste un fuerte golpe en la cabeza...
Aquella excusa era más para convencerme a mí, que para convencerlo a él. Yo había sentido cómo la fuerza salía de mi interior, Tom solo lo había visto; pero prefería pensar que era eso a que me estaba convirtiendo en un bicho raro. El chico se acercó a mí y me envolvió en un cálido abrazo, algo que lo agradecí.
Hundí mi cara en su pecho y respiré su olor a colonia cara. La reconocí en seguida, porque yo misma se la había regalado.
Me preguntaba si lo que estaba haciendo estaba bien. Él seguía colado por mí, pero yo no le veía como algo más allá de una amistad, por eso me sentía mal al estar tan cerca de él.
-Espera -agarró mis hombros y me alejó un poco- dices que no has pegado ojo.
Con un suspiro de resignación, me aparté de él y me senté en uno de los bancos de madera, al que le di unos golpecitos para que él hiciera lo mismo que yo. Tenía que contarle todo aquello a alguien y ¿quién mejor que a mi ex?







3 comentarios:

  1. Y de nuevo la señorita me deja de esta manera con un nuevo capitulo! Empezare a pensar una venganza en tu contra como.sigamos así eh? Jajaja
    Ay jo como me encanta The Wrach es que tienes una imaginacion con estos temss wue flipas te envidio por ello a mi se me da como el.ojete pero eso ya lo sabias.

    como bien sabras mi parte preferida del capitulo ha sido la carrera de Cartes y Alex son taaaaaaan monis! Juuu :) deseando estoy de saber q es esobq tanto.me iba a gustar de ellos. espero q no sea muy tarde q no quiero ser una vieja para emtonces jajaja ;)
    Y luego otra cosita el tal Will ese... me cae un pcoo mal se lo tiene muy creido... vale q este bueno pero no se q se creen acecandose de ese modo von la toallita tss .
    espero el siguiente capitulo.
    un beso

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    1. jajjajajajajajajajajajjajajajajjajajajajajajajajajajajaja es verdad eh? lo de Will estoy de acuerdo!!! con todo :P

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    2. Ains, me voy a zonrrojá juju gracias jj ya sabes que me encanta el tema vampiro, tanto, que con lo blanca que soy y lo poco que me da la luz del Sol, de tanto estudiar, posiblemente me convierta en uno T_T
      Pues... por el capi 13-14 es, aunque no me refería a nada con Cárter, pero bueno sí, algo hay jajaja
      Con lo de Will... sí, es un chulo que te pasas y no le vendría mal que la señorita Alex le baje los humitos, que lo hará, creerme las dos muajajajaja
      Gracias a las dos jj un beso niñas :)

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