viernes, 16 de mayo de 2014

Capítulo 34.

Quedarme la noche en vela me estaba pasando factura.
El viernes me lo pasé deambulando como una zombie de un lado para otro, esquivando las miradas de mis compañeros y dando cabezados a todas horas; es más, Will tuvo que despertarme en un par de clases.
Cuando sonó el timbre de última hora, fue como campanas angelicales para mis oídos en vez de un estruendo atronador que solía martillearme los tímpanos. Solo podía pensar en el fin de semana que me iba a tirar metida en la cama dado que estaba castigada sin salir de mi cuarto hasta próximo aviso, aunque aún tenía que tratar un asuntillo al que Cyn y yo habíamos llamado ¨la venganza del Hijoputiense¨; abreviado sonaba como una enfermedad de transmisión sexual ¨LVDH¨, pero la verdad es que era un nombre bastante gracioso y lo que más necesitábamos, a parte de agallas para lo que íbamos a hacer, era algo de diversión en nuestras vidas. Sería la primera vez que haría algo con ella que no fuera pelear o llorar, desde nuestra llegada. Verdaderamente estaba emocionada por plantarle cara a ese bastardo, me sentía como una justiciera, aunque me daba algo de reparo el hecho de que pudieran pillarnos a las dos ya que a demás de que estaba bajo arresto domiciliario, si me metía en cualquier otro lío sería el fin de mi estancia en Richardford.
Cuando iba de vuelta a mi habitación, pasé junto al lado de Christian, quien se me quedó mirando con cara de preocupación, algo bastante normal ya que me encontró pegando voces a mí misma y un círculo de fuego en medio de ninguna parte. A pesar de que le había dicho que estaba bien y que no pasaba nada, él había insistido en que haría la guardia solo y me mandó de cabeza a mi habitación, donde me encontré a Cinthya esperándome en mi cama con el libro entre las manos.
No se me borraría nunca de la cabeza la expresión de incomprensión dibujada en su rostro. Al parecer había decidido tomarse la justicia por su mano en vez de esperar a que yo le contara todo y se leyó en una hora todo lo que a mí me había costado dos semanas.
Ambas estábamos de acuerdo en que era algo que no tenía mucho sentido, pero cuando le conté lo de las alucinaciones, las pesadillas y recordé el caso de Mía, coincidimos en que era mucha coincidencia y que si todo lo que venía en el libro era verdad, alguien la había tomado conmigo y se había desecho de nuestra amiga por algo o por alguien.
Teníamos tres sospechosos, Daniela, de quien a pesar de ser una zorra mala, no me esperaría una cosa como esa. Sí, ninguna de las dos tragaba a la otra y cada vez que teníamos que estar en el mismo lugar a la vez era como si respirásemos aire tóxico, pero se llevaba muy bien con Mía y cuando se enteró de su muerte lo pasó bastante mal. Otro era Tom, pero a ese lo descartamos. Si él hubiera sabido algo de todo esto me habría ayudado, a no ser que estuviera usándolo en mi contra, pero era algo improbable. Por mucho rencor que me guardara por todas las trastadas que le había hecho, era mi amigo. Por último quedaba Martin, un chico solitario con el que no había intercambiado más de tres palabras seguidas en toda mi vida. Desde luego, estábamos en un pozo sin fondo y nuestras dotes de detective eran penosas.
Tiffany, como me lo imaginaba, seguía tumbada bajo las sábanas de su cama y una capa de pañuelos usados por encima como si se tratasen de pétalos de rosa, solo que de color blanco.
Fingiendo que no estaba para el arrastre, puse mi mejor sonrisa y me lancé sobre ella, saltando en el colchón mientras que tarareaba una canción es español que sonaba a grillos espachurrados.
-Qué alegría que buen día que bueno tenerte, que bien estoy, quién me lo diría cada día, que sale el Sol salgo a verte.
Seguí saltando durante un par de minutos repitiendo la misma frase una y otra vez intentando captar su atención, pero lo máximo que saqué de ella fue una mirada de odio y un estornudo lleno de gérmenes.
-¿Piensas pasarte el día aquí metida? -Resignada, me dejé caer con las piernas cruzadas.
-Déjame.
-Tiff...
-Vete.
-No.
-¡Que me dejes aquí, sola y llorando!
-Dramática que eres coñe. -Espeté entre dientes poniendo los ojos en blanco. Aparté con la mayor parte de los pañuelos, no sin mucho asco y me tumbé junto a ella.- Mira, Tiff... sé que estás deprimida, pero se te pasará, llegará otro que te valorará y...
-No lo entiendes Alex -sollozó, rodando para quedar de cara a mí- no es por él, yo sabía que lo nuestro no tenía futuro.
-¿Entonces?
-Es por mí, que me siento una estúpida por haberme pillado por él aún sabiendo que no era posible.
Sin ella saberlo bien, aquellas palabras hicieron mella en mí. Como si hubiera pulsado un botón, me vi trasladada el momento en el que Carter me abrazó el día de la muerte de Mía. La sensación de su cuerpo sobre el mío, el hormigueo que sentía cada vez que lo veía, se apoderó de mi mente y mi figura. Noté cómo mis mejillas se sonrojaban y me sorprendí a mí misma por la reacción esporádica de mi cuerpo.
Estaba intentando consolar a una amiga cuando la que en realidad necesitaba consuelo o mejor dicho, un psicólogo era yo.
-¿Alex? ¿Estás bien?
-Eh... esto... -sacudí la cabeza varias veces para intentar despejarme, pero estaba segura de que Carter no se iría de ella en todo el día- sí, sí, es solo que me ha entrado calor. Tú no eres una estúpida ¿me oyes? No podemos elegir de quién nos enamoramos ¿no? -Aquella pregunta era más para mí que para ella.- Él ha sido listo y te ha escogido a ti, por lo maravillosa persona que eres, pero ha sido torpe por hacerte daño porque ¿sabes?
-¿Qué?
Me miraba con los ojos irritados por la llorera y con unos párpados hinchados que decían a gritos que se había pasado la noche entera y parte del día llorando. No, ella no se merecía eso, ni ella ni nadie.
-Que ese cabronazo se va a arrepentir de haberse metido con la mejor compañera de cuarto que una persona podría desear. -Con ímpetu,  salté y me puse de rodillas sobre la cama con el puño en alto, como aquello de que estaba en una obra de Shakespeare.- Y si se mete contigo, se mete conmigo y pobre de la persona que se meta con Alex Thomson.
Silencio. La chica se me quedó mirando con absoluta fascinación, se veía que no se esperaba que alguien dijera algo así refiriéndose a ella.
Una sonrisa de felicidad se dibujó en sus labios justo a tiempo de tirarse sobre mí para darme un abrazo, con tan mala suerte que ambas caímos de bruces al suelo, pero en vez de quejarnos, nos echamos a reír.
-Gracias -susurró.
-¿Gracias? ¿A mí? -puse un tono de burla, para seguir animándola- Gracias a ti que me soportas. Ains, no sé que sería de mí si no te hubiera conocido. ¿Te imaginas que me ponen de compañera a Spencer? Dios, me moriría.
Ver sonreír y escuchar reírse a aquella niña era una de las cosas que más me animaban en todo el mundo. Se le formaban unos pequeños hoyuelos que a conjunto con las pecas que le surcaban la cara le daban un aspecto mucho más infantil. Seguía sin comprender como una persona podía tratar tan mal a alguien como ella.
Había quedado con Cyn en el hall a las seis y media, justo la media hora antes de la cena, cuando sabíamos que todo el mundo andaría por allí y podía ver a Diu en acción, aunque con lo que no contamos era con que los profesores y guardianes también andarían por allí hasta que no vimos a Carter a lo lejos andando por el pasillo en dirección a nosotras.
-¡Mierda! -gruñí entre dientes.
-Si te pilla estás jodida ¿verdad?
-Sí.
-Vale, pues.... dejémoslo, no sé.
-¿¡Qué!? -exclamé horrorizada.- Ni de coña. Cambio de planes, en vez de entrar tu primero, yo estaré en el último compartimento, meteros en el de al lado y cuando le quites la ropa lánzamela o pásamela por debajo. ¿Entendido?
Con las prisas a penas pude ver su asentimiento, indicándome que lo había pillado.
Salí disparada hacia el cuarto de baño, rezando porque mi profesor no me hubiera visto. Cuando llegué, estaba algo sofocada y con la respiración pesada al no haber podido emplear mi súper velocidad.
Pasaron dos minutos y no había signos de que nadie entrara en el baño. Aquellos servicios antes servían de duchas comunes, pero instalaron baños individuales en las habitaciones, a si es que ya nadie  los usaba, solo en horario entre clase y clase y ni eso.
Algo más esperanzada y aliviada al ver que estaba a salvo, solté todo el aire que había contenido en mis pulmones desde que le había visto a él; con su porte rígido y su seriedad habitual. Pocas veces le había visto sonreír, en realidad, que yo recordara solo el día en el que lo conocí y porque no estaba de guardia, sino de fiesta encargándose de quitar a su ¨amigo¨Marco de encima de las chicas.
Un portazo y toda mi calma se fue al garete. Solo fue eso, un portazo o al menos eso creí yo hasta que empecé a escuchar uno tras otro, como si alguien se creyera Jakiei Chan o cualquier otro maestro de las artes marciales.
-¡Alex! Sé que estás aquí a si es que sal de una vez y no me hagas de tirar todas las puerta a bajo.
Al escuchar aquella voz me quedé de una sola pieza. Ingenua de mí que había pensado que me había librado de Carter. Ese hombre no dejaba escapar nada y mucho menos a una estudiante problemática como yo, que siempre estaba metida en líos y respondía con groserías a todos los profesores.
En un intento desesperado por no delatarme, volví a aguantar la respiración y me subí en la taza del váter, esperando a que se marchara, aunque sabía que no daría resultado y que cuando me encontrara solo parecería un tomate rojo al borde de la asfixia.
Antes incluso de que el manillar de la puerta principal sonara, ya los había olido, escuchado e incluso sentido. Cyn y Diu estaban a punto de entrar y se encontraría a Carter allí, a lo que llevaría a un desastre total y un castigo para  los tres, porque estaba claro que yo no me libraría dado que se suponía que debería estar en mi habitación haciendo cosas de estudiante aplicada, pero lo peor de todo sería que Diu no tendría el castigo que se merecía y ni Cinthya ni Tiffany su merecida venganza.
Sin pensármelo dos veces, abrí la puerta de mi cubículo y agarré por la pechera de la camiseta a Carter para tirar de él hacia el interior, al mismo tiempo que la puerta de entrada empezaba a chirriar.
Su cara de asombro e incredulidad verdaderamente me dio miedo; incluso podría llegar a decir que de un momento a otro le estallaría la cabeza. Estaba metida en un buen lío, pero ya no había marcha atrás a si es que había que seguir adelante, al menos esa era mi forma de ¨animarme¨.
-¿Qué diablos estás....
Sus ultimas palabras fueron una especie de balbuceo rabioso al quedar aplastadas por mi mano para impedir que siguiera hablando. Si Diu se daba cuenta de que había alguien más allí a parte de ellos el plan se iría al traste, por no mencionar de que él era un profesor y yo una alumna y había un cien por cien de posibilidades de que las ideas que pasaran por la mente de las personas que se enterasen serían de todo menos algo bueno. Confraternizar con una alumna estaba estrictamente prohibido por el royo del favoritismo, aunque las clases de Carter no formaban parte de la nota final, no dejaba de ser un profesor, yo una alumna y esto una escuela.
Lo miré con ojos suplicantes, intentando transmitirle a traves de pensamientos que nunca llegarían, que mantuviera la calva y más tarde se lo explicaría todo, pero intentar calmar a ese tipo era como intentar explicarle  a un toro que el picador solo le haría ¨cosquillas¨con los banderines.
-Te juro que todo tiene explicación -susurré a media voz para evitar que Cyn y Diu se enterasen de que había alguien más ahí, aunque con las risas que proferían era casi imposible que me oyeran-, pero ahora tienes que callarte.
A medida que iba hablando, su cara se ponía todavía más roja, llegando al punto de parecer un autentico tomate o una butifarra. Tenía que tranquilizarle, porque como llegara al tono morado estaría perdida. A si es que empecé a hablar por los codos.
-Diu se ha estado enrollando con dos alumnas a la vez, es decir que a parte de ser un cabronazo, ha infligido las normas y os ha toreado a todos. Esas dos alumnas son mis dos mejores amigas y una está ahora mismo ahí detrás -señalé a mi espalda con el pulgar de mi mano libre - está ahí intentando seducirle para quitarle la ropa, dejarlo completamente en bolas y que hasta que no admita públicamente que ha sido un capullo no se la daremos. Porque que sepamos solo han sido ellas dos, pero podría estar haciendo lo mismo con un montón de chicas más.
Una vez hube acabado, solté todo el aire que había contenido mientras le explicaba mi plan. Desgraciadamente antes de que acabara ya se había puesto de un tono pulpureo bastante preocupante y eso me alarmó.
Cargó sus pulmones de aire y lo volvió a expulsar al borde de la desesperación. Yo estaba realmente nerviosa, si me delataba, algo que haría; acabaría expulsada y eso significaba adiós prueba final, adiós futuro, adiós combatir, hola ser una perdedora el resto de mi vida. Las piernas empezaron a temblar alarmantemente y mis manos empezaron a sudar. No recordaba haberme visto tan nerviosa en mi vida y mucho menos por miedo a irme de una escuela.
-¿Te das cuenta de que te has saltado todas o casi todas las normas? -dijo con esfuerzo, teniendo en cuenta que mi mano seguía aprisionando su boca.
Sorprendida al ver que no había puesto el grito en el cielo, pegué un pequeño respingo y dejé caer mi mano de su rostro para que quedara inerte al lado de mi cadera.
Por supuesto que era consciente de la que había liado, ¿qué se creía? pero nadie le hace daño a la gente que quiero.
-Sí, soy consciente de ello. -La voz me temblaba al igual que el resto del cuerpo y estaba empezando a ruborizarme por lo que agaché la cabeza y me concentré en los cordones de mis botas. Todo era mucho más fácil si no le miraba directamente a los ojos, porque en ellos solo veía decepción.- Pero...
-Alex, no hay peros.
-Sí, sí que los hay. -Hasta yo misma me sorprendí de lo firme que sonó mi voz.- Ese tío se ha propasado con dos chicas y a saber con cuantas más. Por el amor de Dios, tú eres profesor deberías estar de acuerdo conmigo. ¿No tienes una hermana? ¿Qué pensarías si en vez de una de esas dos chicas se tratara de ella?
Una chispa de dolor le cruzó los ojos y miró directamente a la pared que nos separaba del cubículo contiguo, donde se encontraban Diu y Cyn haciendo quién sabe qué. Mis palabras le habían herido y yo no sabía el por qué.
-Y estoy de acuerdo contigo -por un momento vi la luz en sus palabras, pero se esfumó en cuanto continuó la frase- pero no con tu postura. Esta no es manera de hacerlo.
-¿Y cuál es? -pregunté en tono de burla, sosteniéndole la mirada.- ¿Decírselo a la directora para que ¨lo castigue¨? Tanto tu como yo sabemos que lo dejaría pasar porque su papi paga una gran cantidad de dinero.
Sin saber muy bien el por qué, me di cuenta de que estaba enfadada con él, muy enfadada con él.
Esta discusión sin sentido había sacado a flote todas las semanas de altibajos con él. Sus miraditas, sus enfados, sus comentarios alagadores, sus comentarios despectivos, su forma de preocuparse por mí y a la vez sentirse responsable de cada error que había hecho; pero a la vez, verlo decepcionado conmigo era como una aguja que me presionaba el corazón y lo iba resquebrajando poco a poco. ¿Es que no se daba cuenta de que me estaba haciendo daño? ¿De que cada vez que lo veía era como si un millón de mariposas revolotearan en el estómago antes de ser comida por la negación, el rencor y el pesimismo? Aunque la más culpable había sido yo, por dejarme engañar.
-No lo sé; pero no ésta -respondió con dureza.
-Vale, pues si tan seguro estás, ve y díselo a la directora, total -me encogí de hombros mostrando una fingida indiferencia-¿qué tengo que perder? Solo me expulsarán, volveré a casa y me admitirán en otro instituto.
* Algo muy improbable ya que no habré pasado la prueba final* terminé mentalmente la frase.
La respiración de ambos era entrecortada y yo tenía un nudo en la garganta que avecinaba un llanto próximo. Estaba aterrada.
-Lo ves todo muy fácil ¿no?
Aparté la mirada, cansada de seguirlo y la centré en las baldosas de la pared de detrás. Si esto no acababa pronto me echaría a llorar allí mismo. No podía más, me sentía una estúpida.
-No -*precisamente fácil no lo es, créeme*.
-Llegas aquí y ¿piensas que puedes cambiarlo todo en menos de dos meses? Alex, mírame.
No le hice caso, seguí con la mirada fija en la baldosa detrás de su cabeza, contando mentalmente hasta diez  mientras me rogaba a mí misma no llorar. ¿Qué me estaba pasando? ¿Quién era esa chica que estaba así por el simple hecho de sentir que había decepcionado a alguien al que había conocido en una discoteca hacía mes y medio? Había decepcionado miles de veces a mis padres y nunca me había sentido tan vacía como en ese momento. Me sentía una mierda.
-¡Que me mires!
Clavó sus dedos en mi barbilla y giró mi cabeza obligándome a mirarlo.
Tenía los ojos algo vidriosos y la voz tensa y anudada, como si estuviera haciendo el mayor esfuerzo del mundo por mantener el control. Por una parte eso me hizo sentir bien, el saber que no era la única que estaba controlándose y que de un momento a otro me acabaría viniendo a bajo, pero por el otro lado, quería abrazarlo y consolarlo. Me sentí culpable al verlo así.
-Hay normas y por mucho que no te gusten están para algo y tú te las has saltado todas. Te he ayudado, te he estado protegiendo, defendiendo incluso cuando estaba claro que merecías la expulsión y tú sin embargo sigues metiéndote en líos. No estás sola ¿No te das cuenta de ello?
Sus palabras produjeron un efecto en mí que no sabría describir. ¿Me estaba diciendo que lo tenía ahí y que podía apoyarme en él o era todo producto de mi imaginación?
Hasta que no lo escuché, no me di cuenta de que realmente me sentía sola. Sí, tenía a Cinthya, Tiffany, Tom y a los demás, pero aún así me sentía sola, como si no pudiera confiar en nadie; pero en realidad todo este tiempo una persona había estado apoyándome sin yo saberlo, una persona a la que no podía contarle el por qué me sentía así. Como una estúpida no me había dado cuenta de que la persona que tenía delante en esos instantes había estado apoyándome y cuidando de mí y yo a cambio solo le había contestado con groserías, gracias que no hacían gracia y esquivándole y culpándolo de todo.
No pude aguantarlo más. Me olvidé del plan, de que Cyn estaba pegándose el lote con un tío que la había estado engañando, de mis poderes, de que alguien estaba intentando volverme loca, de la muerte de Mía... me olvidé de todo y simplemente me abalancé a sus brazos y lo estreché con fuerza, hundiendo mi cabeza en su pecho, sintiendo el calor de su cuerpo en contacto con el mío, dejando que él me siguiera el abrazo.
Me olvidé de todo y simplemente lloré.


8 comentarios:

  1. Oye, podrías haber cambiado el abrazo por un beso no crees? e.e
    Aiins, me encanta! Carter es tan Asdfghjkl! Quiero que sea un guardián de esos!
    Que mona es Tiffany al darle el abrazo, estoy empezando a pensar que ella no es mala.. A lo mejor es buena, al menos parece buena xD Pero como siempre digo, de ti me creo de todo xdd
    Y una duda, si Carter grito para que le mirase, no le deberían haber escuchado? xD
    Besoos

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    1. Es que tú tienes a Tiffany entre ceja y ceja macho, no le has dado ni una oportunidad a la mi pobre T_T
      A ver, era un... ¨grito¨en voz baja, como cuando tus padres te dicen algo normal pero notas el mosqueo, que a todo le pones pegas XD

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  2. DIOS MIO!!!!!!!! COMO PUEDO EXPLICAR LO QUE SIENTO AHORA MISMO DESPES DE LEER ESTO?!?!?! ES.... ES TAN.... NO SE!

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    1. Me preocupa que l día menos pensado te de un infarto, al menos te imagino (cuando leo esto en mayúsculas) en plan: aaaaaaaaaaaaaah aaaaaaaaaaaaaah iebfjkb<ñawbdiñyb<awedb aaaaaaaaaaaaaaah XD

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  3. Bueno, que decir de este capitulo?
    1. Que me ha encantado como todos, y que la manera de ser de alex, es única y eso lo hace más emocionante todo.
    2. Pronto quiero beeso, *-*
    3. Me ha encantado como se ha comportado Carter, le ha entendido y ayudado siempre. #TEAMCARTER
    4.ESPERARE el siguiente con ANSIAS :)
    5. Un besitoo :)
    6. Y gracias por hacerme las tardes más emocionantes con tú novela :)

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    1. Pues me alegro de que te haya encantado jj y sí, la verdad es que Alex es ¨única¨, ya sabes que no quería a la típica tonta que se queda de brazos cruzados esperando a que su nene la rescate, ese royo aburre U_U y creas o no... Carter tiene su corazoncito :3
      Un besazo nena :)

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  4. Ese abrazo debería de haber sido un beso, y lo sabes tan bien como yo! jajaja si es que no puedes hacer esto eh? necesito un besiiito chiquitin aunque sea, si lo están deseando ambos. No lo niegues.
    Me encanta el personaje de Alex te lo he dicho muchas veces desde que empezaste con esta novela. Es una de las protagonistas que
    más me han gustado de todos los libros que he leído.

    Siento comentar los capítulos tan tarde, pero tengo tiempo existencial - 0, tú me entenderás de muy bien , y solo leo un poco cuando tengo algo de tiempo, pero siempre lo hago. Ya sabes que Fan de tus novelas FOREVER!
    un besazo

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    1. Blah, blah, blah... tonterías ese abrazo es un abrazo y punto jajajaja aunque quizás en el siguiente capi... ;) ;)
      Sí, ya sé que estás escasa de tiempo, en realidad todos lo estamos por lo que tranqui, te entiendo y además, sabes que van a estar aquí a si es que lee cuando puedas y te apetezca jj
      Weeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee thank´s :)

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