viernes, 21 de febrero de 2014

Capítulo 8.

-¿Dónde decís que lo escuchasteis?
-Ayer, en la parte trasera de la academia, a Andrea, Carter y un tal Benjamín -repetí cansada.
Nos encontrábamos los diez en el claro del bosque donde acordamos que serían nuestras reuniones. A pesar de que se dijo que tan solo haría falta una reunión semanal y ya la habíamos tenido, aquella mañana Tom y yo habíamos decidido reunir al resto antes del toque de queda para así contarles lo que escuchamos durante nuestra guardia.
-Es que eso no puede ser -negó Daniela con la cabeza- esta academia está súper protegida, ningún hijo de la noche se atrevería a entrar.
-¿Estás diciendo que hemos mentido?
Daniela me estaba sacando de quicio. Le había repetido ya como unas cuatro veces lo que habíamos escuchado, pero ella se empeñaba en que estábamos mintiendo.
-Tenemos que hacer algo -dijo Tom con voz queda.
-Y ¿qué sugerís? -se carcajeó la chica- lo que nos estáis diciendo fue ayer por la noche y ya casi está anocheciendo, probablemente ya lo hayan cogido.
-¿Y si no? -Martín salió en nuestra defensa- ¿Y si no lo han cogido? Es nuestro deber protegerles.
-¿De qué? ¿De algo que ni siquiera sabemos que es cierto?
-¡Claro que es cierto! -estallé sin poder reprimirme más.
-¿Cómo lo sabes? -me fulminó Daniela con la mirada-. Bien, pues nos mantendremos alerta y si veis algo fuera de lo normal, avisar al resto. Fin de la discusión.
Estaba que echaba chispas. Tenía ganas de ir para allá y retorcerle el cuello entre mis manos a aquella arpía, a ver si así se le bajaban los humos. Indignada por el resultado que había tenido la reunión, no esperé más y me marché a toda velocidad hasta que dejé de escuchar sus voces.
-Estúpida cría malcriada, ¿qué se pensará? ¿que es la reina del mambo? -mascullé pengándole una patada a una piedra.
Ya era de noche, el sol había desaparecido en su totalidad y a penas se veía bien entre los árboles, pero poseía una visión mucho más dotada que la de un humano cualquiera, por lo que no suponía ningún esfuerzo para mí.
La rabia se me iba pasando a medida que iba avanzando, estaba muy cabreada con la situación, no era justo que todos estuviéramos bajo el mando de Daniela. Sí, tenía que haber un líder, pero ella no.
Escuché un ruido, una rama que se rompía y automáticamente me di la vuelta agazapada. Aquello me recordó a mi sueño, en el que la cosa de ojos amarillos me atrapaba entre sus fauces. Un escalofrío me recorrió la columna.
-Seguro que no es nada -me dije a mí misma volviendo a retomar la marcha.
Tras otros tres pasos más, volví a escucharlo, esta vez más cerca. Cuando me di la vuelta, me encontré a Carter detrás. Estuve a punto de tropezar del susto.
-¡Dios! -me llevé la mano al corazón que estaba desbocado en mi pecho.
-¿Te he asustado? -sonrió- Lo siento.
-Sí, me has asustado ¿qué haces aquí?
-Eso mismo debería preguntarte yo a ti, ya es casi la hora del toque de queda.
-Dando un paseo -agaché la cabeza para esquivar su mirada- necesitaba despejarme.
-¿Mucha presión?
-No, no es eso... déjalo -le di la espalda y proseguí mi camino.
-Lo siento.
*Espera, ¿qué?* Me paré de golpe. ¿A qué venía aquello? Le miré de soslayo, sin volverme hacia él, quien avanzaba hacia mí.
-¿Por qué lo sientes?
-Ayer me comporté como un auténtico capullo.
Ya no me acordaba. El día anterior, en mi primera clase de entrenamiento, Carter me reconoció y se enfadó conmigo porque yo le había mentido sobre mi nombre, argumentando de que una alumna no debía hacer eso, a lo que yo le contesté, que no sabía que él sería mi profesor. Realmente me chocó cuando lo vi allí. Me esperaba que fuera mayor, pero no tanto.
-¿Un profesor pidiéndome perdón? -me reí quedando de cara a él- Nunca me había pasado esto.
-Bueno, sé reconocer mis errores.
-Eso está bien -asentí sonriente y él me devolvió la sonrisa- disculpas aceptadas.
-Bien, ahora, Alex o Danila ¿cómo prefieres que te llame? -se burló de mí y a pesar de que no me gustaba que lo hicieran, en sus ojos vi un brillo que me indicó que no lo hacía con mala intención- deberías volver antes de ganarte otro castigo. Te acompaño.
-Alex, prefiero Alex -le seguí la broma mientras ambos caminábamos al lado el uno del otro.
No me respondió, pero sí que sonrió. Tenía pinta de ser un tipo majo. Era increíblemente alto, al menos me sacaba dos cabezas y bastante robusto, pero sin pasarse.
Caminamos en silencio hasta llegar a la entrada de la academia, y me sorprendió, porque no me gustaba estar en silencios incómodos, pero aquel, no había sido uno de esos.
-Bueno, aquí acaba mi escolta -se paró en la puerta- espero que le haya servido de ayuda.
-Sí, gracias -sonreí, con timidez-. Buenas noches.
Él me dedicó una sonrisa antes de bajar los escalones bajo mi atenta mirada, realmente yo también le debía una disculpa.
-¿Carter? -le llamé.
-¿Sí? -se volvió a mitad de la escalinata.
-Yo también lo siento, me comporté como una autentica gilipollas.
Antes de dejar que respondiera, me giré sobre mis talones y me fui corriendo a mi habitación.
Se podría decir que el resto de la noche fue de lo más normal que puede ser una noche en mí vida, si no llega a ser porque cuando volví de mi guardia, a las tres de la mañana, me encontré la habitación vacía.
Cuando me fui a eso de las dos menos algo, había dejado a Tiffany profundamente dormida en su cama, pero ya no estaba.
-¿Pero qué? ¿Dónde se habrá metido? -me dije a mí misma.
Probé en el cuarto de baño, quizás estuviera ahí, pero no, ahí no había nadie. Salí al rellano con cuidado de no hacer ruido, pero solo se oían los pasos de los seguratas del turno de noche.
-Que raro...
Estaba algo preocupada, no es que Tiffany no supiera cuidarse ella solita, me lo había demostrado al contarme la historia de la muerte de sus padres, pero que desapareciera así sin más a altas horas de la madrugada, no era tranquilizador.
Me metí en la cama, pero el sueño no aparecía, seguía intranquila. Por fin, cuando estaba en ese estado en el que estás medio dormida, pero te enteras de todo, escuché unos pasos y el crujido de la puerta al abrirse.
Era Tiffany. Parecía algo alterada y olía mucho a sudor. Sus perfectos rizos eran una maraña peliroja y la falda de su uniforme estaba algo manchada.
Pensé en hacer como que me había despertado y preguntarle, pero deseché esa idea en cuanto la chica se metió en su cama. *Ya le preguntaré mañana*.
A primera hora, en la clase de biología estaba que me caía de sueño, no había dormido muy bien y las pesadillas seguían apareciendo. La profesora, una mujer baja y rechoncha de pelo rubio canoso, nos estaba explicando cómo se reproducían los organismos unicelulares, pero a mí sinceramente, no me importaba mucho.
-¿Señorita Tomson?
Levanté la cabeza de mi cuaderno a toda velocidad cuando escuché que me llamaban. La profesora me miraba con los ojos entrecerrados y el resto de la clase algo expectante.
-¿Qué?
-Le he preguntado, que si podría explicarnos la fisión binaria.
-Esto, eh... sí claro -me removí en mi sitio, incómoda. La biología no se me daba muy bien, la había aprobado con un cinco raspado, pero por suerte había cosas de las que me acordaba-. La fisión binaria es , bueno, pues  es...
-¿Sí?
Todos los alumnos estaban pendientes de mí, esperando el momento en el que metiese la pata y poder reírse  y eso no me ayudaba. Tenía la definición en la punta de la lengua, pero mis palabras no se atrevían a salir.
-La fisión binaria  es un tipo de reproducción asexual que llevan a cabo las arqueobacterias, bacterias, levaduras de fisión, algas unicelulares y protozoos. Es la división del ADN, seguida de la citocinesis dando lugar a dos células hijas.
Miré a mi salvador. Will me miraba desde la otra punta de la clase con una sonrisa de lado a lado. *Gracias* pronuncié sin palabras.
-Esa definición ha estado muy bien, señor Fortsen, pero no ha sido a usted a quien se la he preguntado -la profesora nos fulminó a ambos con la mirada y yo me hundí más en mi sitio, algo avergonzada-. Señorita Tomson, espero que esté más atenta a partir de ahora.
Asentí con la cabeza, dándole vueltas a mi bolígrafo entre los dedos, pero cuando se dio la vuelta, volví a agacharla y seguí dibujando.
-Gracias -le dije a Will mientras salíamos del aula- de verdad.
-No ha sido nada -me sonrió-. ¿La biología no es tu punto fuerte?
-La odio -sentencié con cara de asco.
-Bueno, si quieres... -el chico se paró junto a mí y pasó su mano por mi cintura, para acercarme a él y así susurrarme al oído:- yo puedo darte clases particulares. Se me da la mar de bien, sobretodo el tema de la reproducción.
Mis alarmas empezaron a pitar en mi cerebro. Sí, estaba bueno, pero si se pensaba que conseguirme iba a ser algo tan sencillo como susurrarme al oído eso, iba listo; aunque decidí seguirle el juego. Pasé mis manos por el cuello de su camisa y le desabroché el primer botón.
-Bueno -dije con un tono sensual y pícaro- lo tendré en consideración, señor Fortsen.
Lo miré a los ojos y le sonreí con malicia para después separarme de él y dirigirme a mi siguiente clase. Al girar la esquina me di cuenta de que me seguía mirando con una sonrisa de lado a lado y eso me hizo sentir bien, había logrado lo que quería.
Tiffany seguía rondándome la cabeza, pero no me había topado con ella en todo el día, ni siquiera a la hora del desayuno. Cuando me levanté, ella ya se había marchado. Tenía la esperanza de encontrármela en el entrenamiento, pero cuando llegué, Carter ya estaba explicando lo que haríamos ese día y no pude hablar con ella.
-¿Qué toca hoy? -le pregunté a Cyn.
-Vamos a pelear.
-¿De verdad? -emocionada, pegué un par de saltitos en mi sitio y me froté las manos. No había luchado cuerpo a cuerpo en unos cuantos de días y el mío ya me estaba pidiendo acción.
-Sí -asintió riéndose al ver mi reacción- nos pondremos por parejas, ¿las dos?
-Sí, tu y yo.
La voz de Carter sonaba profunda mientras nos explicaba algunos pasos de combate, los cuales, yo ya sabía sus nombre y no eran nada del otro mundo; aunque captó mi atención cuando dijo que uno de sus compañeros le ayudaría con la explicación.
No sé por qué me sorprendió, debía de habérmelo esperado después de encontrar a Carter en la academia como profesor, pero cuando Marco, el chico afeitado y corpulento que me baboseó en la discoteca, apareció. Mis tripas se revolvieron.
-¿Alex? ¿qué pasa? -me susurró Cyn preocupada al ver mi semblante.
-¿Te acuerdas de la historia que te conté?¿De cómo conocí a Carter? -esperé a que dijera algo, pero al ver que solo se limitó a asentir, proseguí- Bueno, pues ese es.
-¿¡Qué!? -inquirió con un grito ahogado.
-Buf...
El chico me miró y supe que sabía quién era yo, pero a pesar de lo nerviosa que me había puesto, canteé la cara restándole importancia.
-¡Bien! Chicos, poneros por parejas y a luchar.
Cyn y yo nos dirigimos a la zona más alejada del gimnasio, llevábamos días sin entrenar y queríamos hacerlo bien y cuanto menos gente nos viera mejor.
-¿Preparada? -le sonreí agazapándome en posición de ataque.
-Nunca había estado más lista.
Normalmente solía ser yo la que atacaba primero, por eso me pilló con la guardia baja cuando se abalanzó sobre mí, pero estuve rápida y la esquivé. Solo nos movíamos en círculos, de vez en cuando lanzábamos algún puñetazo, siempre con cuidado de no herir demasiado a la otra, pero ambas éramos muy buenas en la lucha, resultaría difícil vencer a la otra.
Cansada de girar, me lancé contra ella, quien me esquivó ágilmente agachándose y pegándome un empujón. Caí de bruces contra el suelo y eso me mosqueó. Por mucho que Cyn fuera mi mejor amiga, no me gustaba fallar.
Rodé por el suelo y de un salto me incorporé. Volvió a atacarme, esta vez con una patada, pero salté por encima de ella, pegándole un codazo en el brazo, con el que soltó un pequeño gritito.
-¿Estás bien? -jadeé agachándome para comprobar si le había hecho daño, cosa que hice mal.
-Siempre tan atenta, Alexandra Tomson -se rió cogiéndome del brazo y tirándome contra el suelo.
-¡Eh! ¡Eso no vale! -gruní entre dientes enfadada.
-¿Eso le vas a decir a un vampiro cuando te ataque? -Carter nos miraba a las dos desde arriba con los brazos cruzados- ¿que eso no vale?
-Pero...
-No hay peros que valgan. Lo habéis hecho muy bien, las dos, pero Alex, deberías ser menos confiada.
-Eso mismo pienso yo -le respaldó Cyn sonriente.
-Pero... ¿tú de qué lado estás? -la fulminé con la mirada-. Traidora.
-Oh, Alex, venga ya -se levantó de mi estómago y me tendió la mano para incorporarme, pero rechacé su oferta, estaba algo molesta- ¿en serio?
-No debes enfadarte con Cinthya -Carter me miraba serio, muy serio, pero en sus ojos había un brillo que decía a gritos que estaba disfrutando con la reprimenda que me estaba echando- has sido tú la que has fallado.
-Vale, sí, sí -le resté importancia con un gesto de las manos- ya está soy una torpe.
-Sí y una exagerada -se rió mi amiga.
-Arrrg -apreté los puños a los costados y me marché.
Sí, la clase aún no había acabado, pero si no me iba de allí alguien saldría herido. No estaba enfada con Cyn, ni mucho menos, sino conmigo misma. Aunque no lo había reconocido, sí que había fallado al ceder y acercarme a Cyn preocupada. Carter tenía razón, no serviría de nada decirle a un Marwolaeth que los golpes bajos no estaban permitidos.





4 comentarios:

  1. ES COMO DIJE hfdsgycbgafudynajhassdhfdnsivy uotvfbsncyvaubdn jajajaja me encanta!!!! escribes muy bn además

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    1. Me gusta esa definición de nsaluneuxnnXJ jajaja muchisimas gracias :)

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  2. Hey Hey Hey!

    No me gusta Carter... No se por que pero me cae mal, ya no se parece a Elhija. Tom me gusta más xd
    Jiji

    Me gusta mucho este capítulo eeeh el siguiente ya ya ya ya! :D

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    1. Cambias más de opinión que de bragas (perdón por la expresión) jajaja ya verás como vuelves a cambiar XD

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