viernes, 7 de febrero de 2014

Capítulo 3.

A pesar de mis intentos de fuga nocturnos para irnos de fiesta; Marta nos permitió salir a todos para dar una vuelta, solo que nos puso el toque de queda a las doce y eso era relativamente pronto, aunque si teníamos en cuenta el palizón que llevábamos todos y cada uno de nosotros, más que toque de queda, fue como una alegría. Pero eso, no nos quitaba las ganas de fiesta a ninguna.
-Y ¿A dónde se supone que nos vamos a ir de fiesta? –preguntó Cyn.
Mía, Cyn y yo, las ¨compis de cuarto¨, habíamos decidido ir por independientes al resto del grupo. Éramos algo más liberales, además a ninguna de las tres nos hacían mucha gracia.
Llevábamos como una hora dando vueltas por las callejuelas del pueblo en busca de algún bar con indicios de fiesta, aunque nos conformábamos con un sitio en el que se estuviera a una temperatura normal. Fuera en la calle hacía menos cero grados y a pesar de que estábamos acostumbradas a las bajas temperaturas, aquello no dejaba de ser molesto.
-No lo sé –suspiré con resignación- ¿¡Es que no hay ni un solo sitio decente en este pueblucho!? –grite desesperada a nadie en particular, con los brazos extendidos.
-Venga no te desanimes –se rió Mía al ver mi reacción- ya encontraremos algún sitio, si no, siempre podemos comprar algo para beber y hacer botellón en el hostal.
-Chica lista –apunté con el dedo sonriente- pero no será lo mismo.
-Lo sé, pero bueno –se encogió de hombros.
-Bueno, pues vamos a seguir buscan…
-¿Qué hacéis aquí chicas?
Tom y Martin aparecieron al doblar la esquina. Los dos tenían las mejillas sonrojadas, señal de que habían bebido alcohol, además, olían a él. Se me iluminó el rostro al pensar que ellos venían de algún bar, pero Tom se lo tomó como si me alegrara de verle.
-Vaya –me sonrió pasando su mano por mi cintura- no sabía que te alegraras tanto de verme.
-No es a ti, capullo –le empujé separándome de él- ¿de dónde venís?
-De un local que hay cerca de aquí –para mi sorpresa, fue Martin el que me respondió- está bien, pero hace mucha calor.
Las tres chicas nos miramos sonrientes entre nosotras. Por fin, un atisbo de esperanza para nosotras.
-¿Estáis vosotros allí? –Cyn estaba como eufórica.
-Ems… ¿sí? –Tom nos miró a las tres sin comprender- ¿Por?
-Pues, porque llevamos como una hora dando vueltas buscando un sitio donde poder calentarnos, tanto física como alcohólicamente –sonreí- ya me entiendes.
-Oh sí. Anda, seguirnos, ya íbamos de vuelta, lo que pasa que te escuché gritar –me tocó la punta de la nariz con su dedo índice- y vine en su ayuda.
-Sí, sí, muy bien –me aparté de él y cogí a Cyn y a Mía por los brazos- pero llévanos.
Con una última carcajada, los dos chicos desaparecieron tras la esquina con nosotras detrás.
Al ver que estábamos justo al lado, me sentí una completa inútil y maldecí mi sentido de la orientación, que a decir verdad, era realmente pésimo.
Cuando entré, entendí por qué los chicos salieron a tomar el aire. Teniendo en cuenta que llevaba un abrigo grueso de pelo, entrar en aquella sauna fue un gran sofoco.
El sitio era bastante amplio. Todo era de madera, hasta el suelo. Me recordó a las típicas casetas de camping donde vendían los helados en verano. Las mesas y las sillas estaban apiladas en uno de los lados dejando espacio para la cantidad de gente que había allí. Deduje que sería festivo en el pueblo, pues había muchos jóvenes de mi edad. También había un pequeño escenario al fondo donde dos chicos estaban haciendo el idiota cantando canciones del año de la polca en un karaoke.
-Bueno –dije quitándome el abrigo y colgándolo en una percha que había en la entrada- no está tan mal ¿no?
-Mejor esto que nada –respondieron Cyn y Mía al unisono con una carcajada.
-Sí, eso es cierto –tuve que reconocer. Di unas pequeñas palmaditas y me froté las manos con una sonrisa maligna en la cara- Señoras, ha llegado el momento de los chupitos. Son… -miré el reloj que tenía en la muñeca- las ocho, tenemos exactamente tres horas para emborracharnos.
-¿Tres? –preguntó Mía sin saber a lo que me refería.
-Sí –asentí con determinación- una la dejamos para que se nos pase la castaña, así Marta no nos reñirá.
Al ver lo convencida que estaba con mi razonamiento, tanto Cyn como Mía se echaron a reír.
El sitio estaba a reventar y nos resultó algo difícil llegar hasta la barra; pero fui capaz de abrirme paso a empujones y pellizcos, algo que no le sentó nada bien a más de uno, pero me era indiferente.
-¿Qué queréis chicas? –tuve que levantar la voz para poder comunicarme con ellas, la música estaba demasiado alta.
-Malibú con piña –dijo Cyn mientras se intentaba abrir paso entre dos tipos que no la dejaban avanzar.
-Yo…. Lo mismo.
-Bien –asentí y me giré para quedar de cara a la barra-. ¡Tres Malibus con piña!
El camarero, un tipo alto y delgado con un brazo repleto de tatuajes, iba de un lado a otro con las manos repletas de vasos. Entendía que estuviera ocupado, pero ya había pasado como unas tres veces por delante de mí y ninguna de ellas me había mirado tan siquiera.
A la cuarta o la quinta vez, no sabía muy bien, porque ya había perdido la cuenta, cansada de esperar, estiré el brazo y lo agarré por la pechera de la camisa y lo atraje hacia mí.
-Gracias –asentí sonriente al ver su cara de confusión- Tres malibú con piña por favor.
-¡Pero tú que te crees niñata insolente! ¡No puedes ir por ahí haciendo lo que acabas de hacer! ¡Además, seguro que no tienes la edad!
*Estúpido mundano…* Con un suspiro de resignación, volví a tirar de él para que quedara con sus ojos frente a los míos.
-Vas a ser un camarero amable y me vas a traerlo que te he pedido. ¡Ah! Y corre por cuenta de la casa por tu grosería.
-En seguida- respondió más relajado.
Lo que acababa de hacer no estaba nada bien. Desde muy pequeña me habían dicho que la coerción, la capacidad de imponer mis necesidades a los demás mediante un truco mental, no era bien visto, pero no era algo que me preocupara.
-¿Has usado lo que creo que has usado? –Mía me miraba sorprendida y sin poder creérselo.
-Ems… -vacilé por un momento y entorné las cejas- no.
-Alex, eso no está bien…
-Ya y tampoco está bien que ese tío –le señalé con el dedo- pase de mí por no ser de aquí. ¿Quieres tu bebida? Pues eso.
Le había contestado con mucha brusquedad, lo sabía, pero que pasaran de mí me ponía de muy mal humor. Mía asintió y se volvió para hablar con Cinthya y yo hice lo mismo para esperar al camarero.
A pesar del calor que hacía allí dentro, notaba cierta brisa en la zona lumbar cada vez que habrían la puerta. Llevaba unos pitillos negros ajustados y una camisa de encaje corta por adelante y larga por detrás, dejando ver mi ombligo.
El camarero no llegaba y yo me estaba estresando cada vez más y los empujones que revivía de la gente no ayudaba para nada. Estaba que echaba humo. Me incliné sobre la barra para ver cuál era el motivo del retraso del camarero cuando noté que una mano acariciaba mi vientre desnudo y pegué un pequeño bote.
Supuse que sería Tom que seguía con sus jueguecitos de chico seductor, pero cuando me di la vuelta para soltarle alguna de mis lindeces, me di cuenta de que no era él, sino un chico que no conocía de nada.
Tenía la cabeza con un afeitado perfecto, aunque no estaba rapado del todo, se le veía las puntas de un pelo rubio. Era corpulento, hasta el punto de tener más músculo que un toro cebado y era un poco más alto que yo. Estaba claro que no era de mi edad, al menos me sacaría un par de años y me estaba sonriendo.
Se rió al ver mi cara de sorpresa, pero a mí, personalmente no me hizo ni pizca de gracia.
-¿Te he asustado, preciosa? –preguntó con una sonrisa picarona.
*¿Qué demonios?* No supe que contestar. ¿Quién era ese chico? Busqué con la mirada a mis dos amigas, pero ninguna de las dos se dieron cuenta de que les estaba gritando socorro, estaban enfrascadas en una interesante conversación de espaldas a mí.
-¿Cómo te llamas? –deslizó su mano hasta quedar en mi espalda y me empotró contra él, pero reaccioné parando su empujón poniendo las manos en su pecho.
-Me llamo Danila y como no me sueltes te voy a pegar tal patada que te voy a quedar sin carnet de padre.
La sonrisa del chico se borró inmediatamente de su cara, señal de que mis palabras habían sonado tal y como querían que sonasen. No le había dicho mi verdadero nombre, eso era algo que lo tenía muy claro, pero me sentía orgullosa de cómo había quedado y lo rápido que había actuado. Pensé que tras lo que le había dicho, simplemente me soltaría y me dejaría en paz, pero no fue así. La sonrisa picarona volvió a aparecer en su rostro.
-Vaya, una chica peleona –me susurró acercándose a mi oído- eso me gusta.
*¿Qué? ¿Qué? Aaaarg* Frustrada por la situación, volví a empujarle para intentar liberarme de él, pero el chico era bastante fuerte. No es que yo si hubiera querido, lo habría apartado sin más, se trataba de un humano y yo era una vampira dotada con súper fuerza y años de entrenamiento, pero también se suponía que debía de mantener aquello en secreto.
Forcejeé con él, pero cuanto más me removía, más me apretaba contra su torso lleno de esteroides. Me estaba poniendo muy nerviosa e iba a perder los estribos y no quería eso. ¿Es que mis amigas no se estaban dando cuenta de lo que estaba pasando?
-Suéltame.
-No, tú te vienes conmigo esta no…- no terminó su frase. Una mano apareció en su hombro y tiró de él sacándomelo de encima.
-Venga Marco, suelta a la pobre chica, la estás asustando.
Me quedé mirando a mi salvador, bueno, más que a mi salvador, al salvador del chico y a decir verdad, era bastante guapo.
Tenía el pelo negro y despeinado, era corpulento pero no como su amigo; se notaba la diferencia de un cuerpo machacado a base de ejercicio y gimnasio al de uno dopado con esteroides.
-Lo siento si te estaba molestando –se disculpó él- va un poco pasado de copas.
-Pues deberías controlarlo –dije cuadrándome de hombros y llevando las manos a mis caderas- no creo que sea una forma apropiada de asaltar a la gente.
-Sí, tienes toda la razón –me sonrió- por eso me disculpo yo por él.
El chico me miraba con sus ojos azules, ligeramente brillantes que junto con el olor a alcohol que desprendía me decían que él también iba un poco bebido.
-Está bien no pasa nada -asentí con seriedad y me di la vuelta.
El camarero seguía sin venir y entre eso y lo del tal Marco, la rabia me salía por las orejas; lo que había una cosa que me extrañaba y era que después de usar la coerción ¿por qué no tenía mis copas ya en las manos?
-¡Eh! ¡Michael! -el chico moreno estaba a mi derecha- ¡Dos de lo de siempre!
Sorprendida, me fijé en el camarero que le asentía con una sonrisa y se iba a por dos vasos para rellenarlos. *¿Pero qué?* No era posible. ¿Cómo aquel tío tenía ya sus bebidas y yo, que las había pedido hacía una eternidad, no?
-Bueno qué, ¿me vas a traer lo que te he pedido? -tuve que inclinarme sobre la barra para poder quedar a su altura.
-¿DNI? -enarcó una ceja sonriente.
-¿Qué? -me quedé estupefacta.
-No seas malo anda -el chico se echó a reír mirándome por encima del hombro- corre por mi cuenta. Ponle lo que te ha pedido. Me llamo Carter , por cierto.
No respondí, simplemente lo miré sorprendida sin explicarme lo que acababa de pasar.
-Y ¿tú eres...?
-Yo... me llamo A.. -iba a decirle mi nombre, pero me lo pensé mejor, ¿realmente podría arriesgarme?- Danila, me llamo Danila.
-Encantado -se agachó y me dio dos besos en la mejilla, a los cuales no respondí-. A Michael le gusta cachondearse de los más pequeños.
-¿Perdona? -levanté una ceja algo ofendida- ¿Me estás llamando enana o algo por el estilo?
-No -se echó a reír cogiendo las tres copas que me pertenecían y que había tardado un siglo en conseguirlas-. Toma. Si necesitas algo más, ya sabes. Qué menos después de lo de Marco.
-Gra... gracias -las cogí y me fui a buscar a las otras dos chicas.
Lo que acababa de pasar había sido de lo más extraño. Primero, el camarero no había respondido  a la coerción, pero sí fingido, después alguien que no conocía de nada, se había abalanzado sobre mí y por último su amigo, había sido amable conmigo.
-Aquí tenéis -les di sus vasos con cara de pocos amigos.
-Vaya, ya era hora -Cyn se echó a reír- lo que has tardado hija.
-Calla -la miré de reojo- ni me hables.
-¿Por?
Les conté lo que me había pasado, pensando que se preocuparían por mí, pero en vez de eso, se echaron a reír y estuvieron burlándose toda la noche.
Tras cuatro copas más y algo sudorosa por el ambiente, nos encontrábamos en medio de la pista bailando con Tom, Martín y una chica a la cual no conocía pero estaba dándose el lote con el primero. No sabía de dónde había salido, pero me había hecho un favor; quitarme a Tom de encima
La música seguía sonando y con cada acorde, nosotras nos animábamos más y más. A veces la paraban para dar paso a la media hora de karaoke , pero a nosotras nos daba igual, seguíamos bailando. Ni siquiera fuimos conscientes de la hora que era hasta que la nueva amiga de Tom se marchó porque tenía que estar a las once en casa.
-¿Tu cenicienta se va? -tenía que gritar para poder comunicarme con los demás.
-Precisamente esa no es mi cenicienta -pasó sus manos por mi espalda y me atrajo hacia él para bailar juntos. Al hacerlo, su vaso volcó un poco y me manchó la camiseta-. A demás, la cenicienta es a las doce.
-Sí, sí, lo que tú digas -fui capaz de pronunciar entre risas.
-Por cierto -se agachó un poco para quedar a la altura de mi oído- ¿quiénes eran esos tipos? Los de la barra.
-No lo sé -negué con la cabeza mientras descendía hasta el suelo al ritmo de la música- ¿qué importa?
-Lo digo porque uno de ellos te está mirando.
-¿Qué? -me aparté de él sobresaltada.
Y era cierto, el chico del pelo negro, Carter, me estaba mirando desde la otra punta, apoyado en la barra. A veces canteaba la cara para hablar con su compañero, el rubio afeitado que me había asaltado, pero luego, volvía a mirar.
Debió de darse cuenta de que yo también lo miraba a él, pues me sonrió y se dio la vuelta para quedar de espaldas a mí.
Estaba algo mareada. Entre la música alta y el alcohol que llevaba en las venas, tenía los sentidos embotados. Las piernas me fallaron y estuve a punto de caerme de no ser porque Tom pasó sus brazos por debajo de los míos para evitar que cayera.
-Eh, eh, ¿estás bien? -me guió hasta la pared donde pude apoyarme.
-Sí, solo es que he bebido demasiado y hace mucha calor -dejé el vaso medio vacío sobre una de las mesas y pasé ambas manos por mi rostro para quitarme el aturdimiento de encima.
-Si quieres salimos fuera .
-No, no -negué separándome de la pared- ya estoy mejor, solo ha sido eso -le sonreí para tranquilizarle.
-¿Segura?
-Sí -volví a sonreír.
Su atención me recordó los viejos tiempos, cuando él y yo habíamos empezado a salir. Era un chico encantador y estuve muy enamorada de él, pero los celos pueden estropear cualquier cosa, aunque debía de reconocer que estaba cambiado y para mejor.
-Bien, porque... -me pasó una mano por el hombro y me llevó hasta el escenario- querida Alex, antes, nos he apuntado al karaoke.
-¿¡Que has hecho qué!? -chillé escandalizada.
-Si y nos va a tocar... -miró la hora en su móvil y sonrió- ya.
-No, pero yo... ¡Tom!
A pesar de mis esfuerzos por darme la vuelta, el chico me empujaba hacia las escaleras y teniendo en cuenta que era más fuerte que yo, no servían de nada.
Un hombre que se encontraba al pié del escenario, nos tendió un par de micrófonos y me ayudó a subir. No es que tuviera miedo escénico, en realidad no, yo había cantado en funciones escolares, pero no quería hacer el ridículo.
Desde allí arriba podía ver a toda la gente del bar. Cyn que me miró sorprendida, llamó a Mía y las dos se empezaron a reír gritando mi nombre.
-¿Qué canción quieres? -Tom me miraba divertido, pero yo no veía la gracia por ningún lado.
-Sorprénderme -escupí con desprecio.
Me dedicó una sonrisa y se agachó para decirle algo al oído al chico que nos había ayudado a subir; este asintió y a continuación empezó a sonar la canción ¨Good Time¨de Carly Rae Jepsen y Owl City. Al menos, era una canción que me sabía.
Al principio estaba muerta de vergüenza, me limitaba a leer y a cantar en voz baja, pero a medida que la canción iba avanzando, me animé y acabé bailando con Tom. Me lo estaba pasando realmente bien, como hacía mucho que no me lo pasaba. La gente nos aplaudía y vitoreaba y eso me gustaba.
Cyn, Mía y Martin se acercaron hasta el escenario y empezaron a aplaudirnos mientras bailaban entre ellos. Me dio pena cuando acabó la canción, pensé en repetir, subir a las dos chicas y cantar con ellas, pero lo pensé mejor y me eché para atrás. Me lo estaba pasando bien, pero estaba cansada del viaje y solo quería meterme en la cama y dormir hasta el día siguiente.
Decidimos marcharnos un rato antes de las once y media, por aquello de que no conocíamos muy bien el camino de vuelta y no queríamos enfadar a Marta. A pesar de su pequeña estatura, era una mujer con mucho carácter.
Los cinco íbamos borrachos como una cuba, algo que era muy irresponsable por nosotros debido a que se suponía que eramos guardianes o al menos, aspirantes a ello, pero también eramos cinco jóvenes a los que en un par de días la libertad se les acabaría. Necesitábamos un respiro antes de nuestra nueva vida.
Martin, Cyn y Mía iba pegando chillidos con risas escandalosas, mientras que Tom y yo íbamos algo más rezagados hablando de lo bien que había salido la noche.
-¿Te lo has pasado bien?
-La verdad es que sí -me reí- hacía mucho tiempo que no me lo pasaba así de bien. ¿Y tu?
-Sí -asintió sonriente mirando a los otros tres chicos cómo saltaban y hacían el tonto-. No pensé que Mía y Martin fueran así. Es decir, he salido contigo y con Cyn, pero ellos...
-Ya, yo tampoco- reconocí con un escalofrío.
-¿Tienes frío? -Tom se quitó su chaqueta y me la puso sobre los hombros, pero se la devolví.
-No, déjalo -le sonreí- ya estamos en el hostal.
Agradecía el gesto que el chico había tenido conmigo, pero me daba la sensación de que si aceptaba su chaqueta, pensaría cosas que no eran y no quería eso. Tom estaba bastante colado por mí y sí, tenía que reconocer que me había molestado que por un momento dejara de prestarme atención para besar a la otra chica. Pero no me gustaba.
Los demás ya se habían metido en sus habitaciones cuando Tom y yo sólo íbamos por las escaleras. Nuestras habitaciones estaban al lado, una enfrente de la otra, por lo que subimos juntos hablando de qué nos depararía el futuro en la nueva escuela.
-¿Estás nervioso?
-Un poco -reconoció con la mirada perdida en la puerta de mi cuarto, tras de mí- pero estará bien.
-Sí. Quiero que llegue mañana, ¿tú no?
-Sí si eso significa pasar más tiempo contigo.
Di un pequeño respingo. Aquel comentario me había pillado con la guardia baja. Sabía que Tom era un chico que siempre se pasaba el tiempo tonteando con las chicas, incluida yo, pero había sonado tan serio, que me chocó.
Iba a responderle con alguna gracia, para intentar cambiar de tema y romper el silencio incómodo que se había formado, pero no me dio tiempo. Se agachó y me besó.

14 comentarios:

  1. Wooow wooow!
    Que mala eres que ni pones un tweet diciendo que has subido, no no, eso no se hace xd jajaja

    Me ha gustado esta capítulo, A sido un pelin aburrido porque no ha pasado gran cosa. Pero me ha caído bien Carter o como se llame xd Y no me explico como fingió la colección, yo no entender xd
    Me ha gustado el beso de Tom y Alex! Me gusta Tom, es como Elhija *-* Creo que esto ya lo he dicho xdd

    Besoos

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    1. Si lo he puesto, lo que hay veces que no salen y Alba se caga en todo T_T si quieres agregame a tuenti jaja Noticias Holmson que ahí también digo cuando subo y eso jj
      Sí, en este no pasaba mucho, pero es que tampoco quiero meter tanta tralla al principio
      Besooos

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  2. Solo tengo que decirte que te has ganado mi corazón llamando a ese chico Carter jajajaja eres una crack y solo espero que salga más veces x aquí y que no me lo secuestren ni esas cosas eh? que nos conocemos amiguita jajaja
    un beso

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    1. Es que tenía que llamarle Carter obligatoriamente, ese nombre es la leche jaja
      Ums.... no sé, no sé, todo de acabará sabiendo jajaja
      Besoos

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    2. no empecemos así porque no eh? q luego me entran nuditos con tus novelas

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  3. Se parece mucho a "Sin Nombre". Intenta hacerlo más diferente. :)

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    1. La verdad no sé dónde se parece a ¨Sin Nombre¨quizás en el momento en el que Marco la coge por la cintura, pero eso tiene su explicación que saldrá dentro de unos capis.
      Un besoo

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    2. Bueno, en ese momento sí y luego "el salvador" y la situación es la misma, porque es más bien el salvador del Marco, la fiesta y eso es parecido a "Sin Nombre", y también como son vampiros pues tienen las mismas cualidades. Entonces es bastante parecido, pero supongo que ya cambiará. ;)
      PD: Has mejorado bastante, ahora tienes muchas menos faltas y has conseguido poner bien el pronombre "mí" después de tantas veces insistiéndote jajajaja xD

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  4. Oh! Una chica nueva que comenta *-* Esto es nuevo! Jaja xdd

    Y bueno, esta empezando. Es normal que sea parecido, aunque yo lo veo totalmente diferente a Sin Nombre.
    Pero tu dale tiempo A la novela que ya cambiará

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    1. Tatiana, llevo leyendo su novela desde que la empezó, lo que pasa es que no comentaba jajaja xD No me apetecía xD

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  5. ¡Hola!
    Bueno, la novela en sí me ha gustado; más por el hecho de haber dos tipos de vampiros y por la clasificación de los Wrach.
    En cuanto a la ortografía, se podría mejorar; aunque está bien. Debo decir que "osea" es separado y "a sí" es junto.
    Y cuando piensa Alex, lo podrías poner en cursiva o entre comillas poniendo el verbo pensar después.
    Me gustaría que pusieras el color de la fuente un poco más clara. Sí, se puede leer con este color, pero estaría mejor de una tonalidad más clara.
    Vuelvo a decir que me gusta la novela en sí.
    Un beso.
    eternidad-ana.blogspot.com.es/

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    1. Hola!!
      Muchas gracias por las recomendaciones, sí, sé que tengo algunas faltas, créeme, sigo trabajando en ello, pero soy muy pava en eso.
      Me alegro de que te haya gustado.

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  6. Veo que empieza a comentar más gente! Eso es muy bueno para ti y me alegro :)
    En cuanto a la historia, la verdad me he sorprendido mucho de que el camarero le dijera que sí después de lo que ella le hace, hasta que me he tranquilizado leyendo que le ha dominado la mente jajaja :)
    Otra cosa que me ha hecho mucha gracia es que se emborrachen con 4 malibus con piña. Si se supone que tienen una buena constitución y encima están entrenados, eso es como un zumo. No es nada serio ni fuerte, pero es por mencionar que quizá "haría más efecto" un ron cola o un vodka con lima, o incluso un gintonic jajajaja

    De todas formas muy bien, vamos avanzando la historia, y a excepción de algunas expresiones que quizá resulte muy de adolescente, me gusta la historia.

    Hasta mañana!!

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  7. Bueeeno... ellas son unas chicas flojas jajajaja lo puse como término medio, no sé, ten en cuenta también que tampoco suelen salir porque la mayoría del tiempo se la pasan entrenando U_U
    Gracias por comentar :)

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