sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 6.

-Alex, Alex, -notaba que alguien me zarandeaba, pero me negaba a abrir los ojos, no tan temprano- Alex, despierta. ¡Que vamos a llegar tarde!
-Vete tú -empujé a quien fuera que me estaba llamando y me di la vuelta en la cama.
-Está bien, tú lo has querido.
A pesar de lo pronto que me dormí por la noche, seguía teniendo sueño, el cambio horario había dejado huella en mí. Pensé que quien había intentado levantarme, había desistido, hasta que noté un gélido chorro de agua fría en mi cara. Me levanté sobresaltada al instante, mirando a todos lados sin comprender. Tiffany estaba junto a mí, con una botella de plástico vacía.
-¿¡Qué coño haces!? -me levanté de la cama empapada mientras me secaba la cara con la camiseta.
-No te levantabas y he recurrido a esto -se encogió de hombros agitando la botella-. Son las siete.
-¿Y?
-Que o te duchas ya, porque no es por nada chica -arrugó la nariz en sentido despectivo- hueles un poco, o no te dará tiempo a desayunar, el comedor cierra a las siete y media.
Al recordarme el desayuno, mis tripas rugieron deseosas de comida. Miré a la chica con resignación y asentí mientras cogía el uniforme.
-¿Me esperas o te vas?
-Te espero -me dijo mientras se retocaba el maquillaje.
-Bien.
El cuarto de baño no era muy grande, aunque me fijé en que había dos duchas tapadas con una mampara blanca, por lo demás, era todo muy normal.
Me di prisa, estaba hambrienta, además, Tiffany ya tenía suficiente con haber tenido que despertarme como para que ahora la chica se quedara sin desayunar por mi culpa. Me sequé un poco el pelo con la toalla y apliqué algo de espuma para que quedara rizado y voluminoso. Cuando me puse el uniforme, me veía totalmente ridícula. La falda me llegaba por la mitad de los muslos y se ajustaba a la perfección a mi figura, al igual que la camisa, que a pesar de ser algo holgada, me quedaba bien.
-¿Qué zapatos se supone que me tengo que poner con esto?
-Tienes unas manoletinas en el zapatero -me miró de arriba a abajo, con una sonrisa- la verdad, no te queda mal. No te pega.
-Gracias -fruncí el ceño mientras buscaba los zapatos- supongo.
Ella tenía razón, aquel uniforme no me pegaba y eso que solo me había visto una vez. Yo solía llevar pantalones, deportivas y camisas anchas, vamos, ropa cómoda, no aquella estúpida falda que se me subía al andar.
-¿Cómo me ves? -di varias vueltas sobre mí misma.
-Perfecta -me sonrió y me tendió un lápiz de ojo- toma, échate un poco.
-No suelo...
-Toma -insistió- te quedará bien, además tienes los ojos muy oscuros.
Cogí lo que me ofrecía y me repasé la raya del ojo. Solía maquillarme, pero no para asistir a clase, solo para ir de fiesta y ese tipo de cosas, aunque cualquiera le decía que no a Tiffany con aquella carita de niña y esos ojos tan grandes.
-¿Lista? -se levantó de su tocador y abrió la puerta- pues vayámonos.
Había muy poca gente en el pasillo, la mayoría ya estaría desayunando, pero aún quedaban un par de rezagadas como Tiffany y como yo; y una de ellas era Cyn. Le sonreí al verla.
-Ey, ¿lista?
-Bueno -se encogió de hombros- ya sabes cómo soy.
Cyn miró a Tiffany de reojo y le sonrió. Por su mirada pude ver que a ella también le había caído bien, al menos a primera vista.
-Esta es Tiffany -señalé a la chica- mi compañera de cuarto y esta es Cyn, mi mejor amiga.
-Encantada -asintió Tiffany con una sonrisa- íbamos a desayunar ¿vienes?
-¡Oh sí! Me muero de hambre.
Las tres nos dirigimos hacia el comedor, teníamos relativamente poco tiempo, ya que según me había parecido cerraban a las siete y media y los horarios se seguían a rajatabla, aunque cuando llegamos, aquello estaba lleno.
Olía a huevos fritos, beicon, cereales, leche, chocolate... tuve que hacer un esfuerzo atroz por no tirarme a por la comida.
-Madre mía, que bien huele -me relamí los labios mientras me echaba en un plato huevos revueltos con beicon- ¿así es todos los días?
-Sip.
-Pues así da gusto levantarse temprano -se rió Cyn.
-Chicas, si queréis, podéis desayunar conmigo y mis amigas -nos ofreció Teffany con una sonrisa de oreja a oreja.
Miré a Cyn de reojo y ella me miró a mí. No debíamos sociabilizarnos tanto con los alumnos humanos, pero la ilusión que había puesto la chica en aquel ofrecimiento, era imposible de rechazar.
-Sí, ¿por qué no? -se adelantó Cyn a contestar.
Tiffany nos guió entre la gente, que me pareció percibir ciertas miradas hacia mi mejor amiga y hacia mí, pero me eran indiferentes. Era normal teniendo en cuenta que éramos nuevas y seríamos la comidilla durante un tiempo.
-Chicos, estas son, mi compañera de cuarto, Alex y su amiga Cyn, son nuevas.
Cuatro pares de ojos se dirigieron hacia nosotras. Había dos chicas y dos chicos y tanto ellas como ellos iban metidos púlcramente en sus uniformes. Olían a colonia cara y uno de ellos, uno rubio, llevaba el pelo engominado hacia atrás.
-Chicas -nos miró a nosotras- estas son Isabel, Spenzer, Diu y Will.Se van a sentar con nosotras, no os importa ¿verdad?
Se produjo un silencio incómodo. Volví a mirar a Cyn, quien tenía la mirada fija en el chico repeinado y este también la estaba mirando a ella con ojos seductores. ¿Estaba ligando?
-Claro que no, no hay ningún problema -Will, el chico de pelo castaño oscuro de ojos verdes me dedicó una sonrisa y se levantó para apartar dos sillas-. Pueden sentarse.
-Gracias -respondimos las dos a la vez.
-¿De dónde sois? -dijo una voz de pito. Tuve que contenerme para no echarme a reír y escupir el desayuno.
-¿Qué? -levanté la cabeza aún con la boca llena. No sabía quién había hablado.
-¿Que de dónde sois? -repitió Isabel.
-Somos de un pueblo de Amsterdam.
-Oh, Amsterdam, tiene que ser muy bonito con todos esos canales, las barcas...
De primera entrada aquella chica me había parecido una estúpida y aún más su amiga, la tal Spencer que nos miraba a Cyn y a mí como si de dos unicornios se tratase. No comprendía qué hacía una chica como Tiffany con aquellas dos.
-Y decirme -Spencer se echó hacia adelante, apoyándose en los codos. Su melena morena casi se le mete en el zumo de uvas que tenía al lado- ¿todas allí lleváis ese pelo o es solo cosa vuestra?
*Será hija de la grandísima ....* Estuve apunto de atragantarme con el último bocado de mi comida. Bajé las manos para que nadie viera que había cerrado los puños. ¿De qué iba esa tía?
Noté la mirada de Cyn en mi nuca y pasó su mano por debajo de la mesa para agarrar la mía. Ella sabía en lo que estaba pensando y no era precisamente nada bueno.
Los demás pudieron notar la tensión que se había creado allí en un segundo. Todos nos miraban a las dos, pero nadie decía nada y yo solo podía pensar en las mil formas de borrarle aquella sonrisa de suficiencia a la chica.
-Son originales.-Me sorprendí al ver que Will fue el que rompió el hielo. Seguía mirándome, con ojos vidriosos y una sonrisa en sus labios. -Aunque estoy seguro de que a ti no te quedaría nada bien el pelo de color lila, hermanita.
Cuando escuché al chico llamarla hermanita, pensé que la mandíbula se me desencajaría. ¿De verdad eran hermanos? ¡Pero si no se parecían en nada! Ella monera, el castaño, ella delgada como un palillo, el musculoso, los ojos de ella eran marrones los de él verdes.
-Esto... será mejor que nos vayamos -dijo Cyn apretándome la mano bajo la mesa- ha sido un placer, ya nos veremos.
Más que caminar junto a Cyn, ella me llevaba a rastras por los pasillos y no dejó de tirar de mí hasta que no llegamos a la puerta de mi habitación.
-¿Qué ha sido eso?
-No tengo ni idea, pero.... ¿de verdad son hermanos? Dios, si él está buenísimo y ella... -hice un gesto con las manos arrugando los dedos- es algo amorfo.
-No lo sé Alex, pero lo mejor será que no nos ganemos enemigos aquí. Coge tus cosas, voy a por mis libros.
Entré en la habitación y consulté mi horario. Los profesores debieron de mandar mi solicitud con las asignaturas que quería cursar según las que estaba cursando allí. A primera hora tenía química. De lo malo, malo, me gustaba aquella asignatura.
Cuando entré en el aula me di cuenta de que en aquella clase solo estaba yo de mis otros nueve compañeros. Me senté en el último pupitre, la gente aún no había terminado de llegar y estaban la mayoría vacíos, pero me hacía a la idea de que los más cercanos a la mesa del profesor estarían ya ocupados.
-Te has sentado en mi sitio, pelirrojilla.
Levanté la cabeza y me encontré a Will, el chico que había conocido en la cafetería hacía un par de minutos.
-No veo tu nombre por ningún lado -contesté haciendo como que buscaba verdaderamente algún lugar en el que estuviera su nombre.
-Muy hábil -me sonrió de lado- esta vez te lo paso, pero a la siguiente... -se agachó para acercar su cara a la mía. Si se pensaba que iba a intimidarme, iba listo.
-¿Qué? -me alcé en mi sitio para quedar aún más pegada a él- ¿me estás amenazando? -le respondí con una sonrisa pilla, de esas que me hacían parecer una chica sexy y atrevida.
-Solo es un aviso -susurró y se marchó.
Me recosté en la silla con un pequeño suspiro mientras ladeaba la cabeza para tener una mejor vista de su culo. *Sí, estás bien bueno*.
El resto de la mañana fue más de lo mismo. A segunda hora tuve biología y me alegré de ver a Chirstian y a Jo, al menos tenía dos caras conocidas con las que hablar hasta que llegara el profesor. Me contaron que lo del día anterior fue un malentendido y que ya estaban bien, pero yo seguía cabreándome el recordar el puñetazo que Christian me había dado en la mandíbula.
A tercera hora tuve Ciencias Ambientales, una de mis asignaturas favoritas. Me gustaba estudiar la naturaleza y los ecosistemas. Era algo que me llamaba mucho la atención.
Después asistí a filosofía; otra de las asignaturas que ocupaban los puestos más altos entre mis preferidas. En esa estaba con Cyn y Mía, con las que me reí muchísimo al ver sus caras de aburrimiento. Estuvieron a punto de quedarse dormidas.
A última hora, tenía entrenamiento, por lo que tuve que subir corriendo a mi habitación a cambiarme el uniforme y ponerme el reglamentario para los entrenos. Tiffany estaba allí, metiendo una muda limpia en una mochila de tela.
-¿Qué haces?
-Preparar la mochila, ¿es que no piensas cambiarte después de entrenar?
-Ah, que ¿tu también entrenas ahora? -me quité la falda y me coloqué el pantalón de chándal. Estaba acostumbrada a las mayas ajustadas y las botas militares del uniforme de la otra escuela, pero aquella también era cómoda-. No lo sabía.
-Sip, los entrenamientos son para todos a la misma hora. Toma, supongo que no tendrás -sacó una mochila negra, similar a la suya, solo que esta tenía el logotipo de Vans en ves de Addidas.
-No, no tengo, gracias. ¿Qué... hay que llevar? El uniforme normal ¿no?
-Sip.
Me hacía gracia sus ¨sip¨, los decía a todas horas, esperaba que no se me pegaran a mí también porque resultaban irritantes.
-¿Vamos? -le pregunté terminando de cerrar las asas de la mochila.
-Ums... ¿y el champoo y el gel y eso? Nos duchamos allí.
-¿¡Todas juntas!? -mi voz sonó más alarmada de lo que me había parecido-. No, no respondas -sacudí las manos mientras iba al cuarto de baño a recoger mis cosas-. No hace falta.
-¿Vergüenza?
-No, es solo que en mi antiguo instituto no teníamos duchas comunes.
-Bueno -se encogió de hombros mientras salía al pasillo y cerraba la puerta con llave- al final, te acabas acostumbrando. Lo siento.
Aquello me pilló desprevenida. ¿Qué sentía? No había hecho nada, ¿no?
-¿Por?
-Por Spencer e Isabel -suspiró con resignación- a veces son muy... ellas.
-Ah -ya se me habían olvidado aquellas dos, aunque ahora que lo mencionaba, tenía oportunidad de hacerle la pregunta que llevaba varias horas rondándome- no pasa nada. Por cierto, ¿Spencer y el otro chico...
-¿Will?
-...Sí, ¿de verdad son hermanos? No se parecen en nada.
-¡Ah! -se echó a reír- sabía que me lo preguntarías.
-¿A sí?
-Sip. Sí, son hermanos, bueno, hermanastros. La madre de Will y el padre de Spencer están casados desde hace un par de años. Will la llama hermanita solo por molestarla. Ella no lo soporta.
-Oms.
*Ya decía yo que ese bombón no podía ser hermano de aquella insípida*. La duda había quedado aclarada y yo ¨podía dormir tranquila¨. Cuando salía mi lado chismoso tenía que saciarlo.
El gimnasio estaba lleno de alumnos. Calculé que la mayoría eran de mi edad, aunque pude ver a un par algo mayores. Localicé a Cyn y a Mía en la otra punta, al lado del resto de compañeros y me despedí de Tiffany para ir con ellos.
-La guerrera ha llegado -pegué un pequeño salto frente a las chicas y la mochila me rebotó en la espalda.
-Justo a tiempo, Daniela quiere darnos otro de sus discursitos -Mía puso los ojos en blanco.
-¿Más? -me dejé caer en el suelo, con la espalda en la pared- Esa tía es una pesada.
-Lo sé, pero es lo que toca.
-¿Qué quiere ahora?
-A saber -se encogió Cyn de hombros-.  Pero vamos, nos ha dicho que vayamos a la esquina, que allí no nos oirá nadie.
Las dos me tendieron sus manos y me impulsaron hacia arriba para levantarme con un salto. Me recordó a cuando era niña y caminaba por la calle con mis padres mientras ambos me balanceaban. Eran recuerdos bonitos con los que me veía obligada a sonreír.
-¿Estamos todos ya? -medio gritó Daniela-. Bien. Como sabéis aquí algunos humanos entrenan. Me he enterado que los mismos seguratas son los profesores, a si es que estar atentos a sus movimientos, podemos aprender de ellos y nos servirá de práctica. ¡Ah! y no destaquéis mucho a la hora del combate -creo que esa vez fue una de las pocas que dijo algo coherente y me asusté a mí misma al estar de acuerdo con ella- nadie puede sospechar nada, a si es que medir vuestras fuerzas y -me dedicó una mirada- controlar vuestra magia. ¿Alguna pregunta?
Ninguno de los nueve restantes nos molestamos en decir o hacer nada, era una perdida de tiempo y todos lo sabíamos.
-Bien, pues eso es todo, podéis iros.
-¿Esta tía de que va? -le susurré a Cyn mientras nos íbamos- De verdad, me cae como una patada en el culo.
-¿Sabes? -se echó a reír- creo que el sentimiento es mutuo, aunque ha tenido razón, no podemos pasarnos... se supone que ¿no sabemos luchar?
-No -le corregí- se supone que somo humanos, solo... que cuando peguemos una patada, lo hagamos con menos dureza.
-Ya... si hay que hacer algo en parejas..
-Sí, me pongo contigo -contesté a su pregunta no formulada.
Me encantaba cortarla de ese modo, era como si nos leyéramos la mente la una a la otra. Llevábamos juntas tanto tiempo que no sería extraño que algún día pudiéramos.
Todos los alumnos estaban colocados en circulo y nosotras nos abrimos un hueco entre ellos. Vi algunas caras conocidas, entre ellas Tiffany y Will. Me sorprendió ver a este último por allí, pensaba que un niño rico como él tendría a gente que le protegiera. Tiffany me saludó con la mano y echó a correr hacia nosotras con entusiasmo. La verdad, aquella chica me caía realmente bien, aunque solo la conocía de un día.
-Hola chicas -nos saludó con energía-. ¿Os importa que me ponga con vosotras?
-Que va -le sonrió Cyn- no hay problema. Oye, explícanos de que va esto, anda.
-Sip, a ver -me di cuenta de que estaba algo nerviosa. No paraba de atusarse la coleta y de enredar con un hilito de su camiseta- el profesor primero suele pasar lista y nos explica un poco cómo irá la clase, luego nos manda a calentar y después hacemos algo de entrenamiento físico. Solemos acabar con pelea.
*Será pan comido*. A pesar de que llevaba algún par de días sin dar palo al agua, porque no había tenido tiempo entre las vacaciones, la graduación, el viaje... no me preocupaba. Los entrenamientos a los que los Wrach nos sometíamos eran bastante duros y estaba segura que en comparación con los de los humanos, estos últimos no serían nada.
La puerta del gimnasio sonó y todos los alumnos se callaron de repente, poniéndose muy rectos en su sitio.
-¡A sí! -nos susurró Tiffany- es un poco estricto, odia que le ignoremos a si es que estar atentas.
-Buenos días alumnos.
-Buenos días -contestaron todos a coro.
Yo decidí pasar del tema. Agaché la cabeza y me puse a pensar en lo cómodas que resultaban aquellas deportivas. *Ojala pudiera llevarlas todos los días a todas horas y no esos estúpidos zapatos que tengo que ponerme con el uniforme*. Seguía algo indignada por no poder vestir con mi propia ropa, aunque si me paraba a pensarlo, la poca ropa que había traído iba a ser suficiente. No como Cyn, que se había traído como unas tres maletas.
-Bien, tengo entendido que hay alumnos nuevos, pasaré lista a si es que cuando diga vuestros nombres dais un paso al frente.
Fue diciendo los nombres de todos mis compañeros, los que habían venido conmigo a la academia desde Amsterdam. Yo, como siempre, era la última a si es que desconecté, hasta que escuché mi nombre y di un paso al frente con la cabeza bien alta.
*¡Dios!* Me quedé helada.
-¿Tú? -susurré.
El profesor se trataba de un chico, pero no cualquier chico. Era al que había conocido la noche que salimos de fiesta en el pueblecito, el que me había quitado a su amigo de encima y nos había invitado a las copas. Era Carter.








6 comentarios:

  1. Lo sabia! Sabia que el que daría la clase seria el chico de la discoteca! Si es que lo sabia!

    Muy bien el capítulo! No puedo comentar más porque he leído el capítulo a toda prisa.

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    1. Jope, es que era algo obvio, le había dado mucha importancia como para ser un personaje secundario XD

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  2. Ooooooh como lo sabía. ¡Punto para mi! jajajaja
    Presiento que Carter será mi personaje preferido de esta historia, no sé porqué me da en la nariz jajajaja aunque Will también estaba bien bueno, pero creo que Carter lo sobrepasa además es más madurito jajajaj no son 40 años pero madurito al fin y al cabo.
    El capitulo ha sido genial y esas dos pedorras que Tiffany tiene por amigas me caen como una patada en el mismísimo culo, pero que idiotas son por dios!
    Siento haberlo leído tan tarde pero vivo en agobio constante así que ahora que tenía un huequito me he pasado a leerlo y a dejarte mi comentario como siempre.
    un besazo y espero el próximo! ^^

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    1. Joe, tampoco lo voy a poner tan madurito jajaja ya sabes lo que opino al respecto y sí Will está muy bueno, demasiado bueno diría yo...
      Na mujer, al menos me lees, eso ya es un punto jajaja
      un beso :)

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  3. Hola!
    Cada vez me va gustando más y se nota que vas fijándote más en las faltas, aunque la verdad que esto lo subiste hace más de un mes y cuando llegue a ponerme al día ya alucinaré espero! jajajaja
    Aunque hay una cosa (lo siento soy muy observadora) que me tiene confundida: si Will acaba de conocerla, como que la llama pelirrojilla? Se supone que no sabe nada de ella, no? jajajaja

    Un saludo, me voy pasando :)

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    1. Hola :)
      Sorry, es que no me ha salido ningún comentario donde me preguntases de donde soy jaja soy de Extremadura jj
      Me gusta que seas observadora, así te das cuenta de los detalles jaja sí, la acaba de conocer, pero Will es el tipico chico ligón que quiere a todas a sus pies a lo que le lleva a coger confianza rápido con las chicas

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