jueves, 19 de junio de 2014

Capítulo 42.

Sus manos agarraron mis muñecas y tiraron de ellas, llevándome a mí detrás hasta toparme con su pecho.
Estaba hecha un flan. Aquellas palabras habían salido solas de mí, como si mi propio inconsciente las hubiera dicho haciendo que la bomba detonase entre ambos y estalláramos con ella.
Ansiaba con todas mis fuerzas que nuestros labios se juntaran, que me besara hasta que me cansase de ello, algo que dudaba que sucediera algún día. ¿A qué esperaba? Sus ojos me contemplaban oscuros como la noche con un brillo especial en ellos que me gritaban que él también lo deseaba, pero que a la vez sabía que no sería una buena idea.
No podía dejarlo escapar, no esta vez.
-Bésame -susurré, sosteniendo su mirada.

-Estúpida -gimoteó.
Su aliento sobre mis labios, sus manos en mis muñecas, su pecho jadeante contra mi pecho... todo, lo ansiaba todo.
Sus labios besaron los míos con ansia, pero a la vez con delicadeza, como si quisiera que ese momento durase eternamente.
Su lengua se abrió paso entre mis labios, jugando con la mía, rozando mi paladar y mi labio inferior. Pasó sus manos por mis brazos, dejando un camino de fuego con su roce.
Todos los puntos donde él me rozaba ardían, desde las yemas de los dedos hasta el último nervio de mi boca. El sabor a sal de su piel era como un dulce manjar para mis papilas gustativas.
Mis manos subían y bajaban por su espalda, buscando el sitio perfecto para descansar en él, aunque no lo tenían claro; todo él era perfecto. Finalmente dejé que mis dedos se entrelazaran con los mechones de su pelo. Siempre había querido hacer eso.
-Estúpida -susurró, rozando mis labios- te dije que no te metieras en líos.
-Técnicamente me has besado tú por lo que no he hecho nada malo -respondí con una sonrisa. Me incliné sobre las puntillas para así tener mejor acceso a su boca. Tiré de él hacia mí hasta que se apoyó en mi pecho y volví a besarlo. Esta vez fui yo la que jugó con sus labios, acariciándolos con la punta de mi lengua hasta que escuché un quejido placentero procedente de su garganta.- Ahora si estoy metida en un lío.
Ambos esperábamos ese momento desde que nos conocimos; ¿que cómo lo sabía? Por la forma que tenía de besarme, por cómo agarraba la parte posterior de mi falda reprimiendo las ganas de sacármela de un tirón pero no lo hacía por respeto o pudor, por cómo nuestros labios encajaban a la perfección, por sus suspiros de alivio y frustración, por su respiración entrecortada y jadeante... por todo. Si alguien me preguntaba alguna vez cuál había sido mi momento perfecto, sin ninguna duda diría que ese.
-Deberíamos volver -jadeó, separándose unos milímetros de mí, pero sin soltarme del todo.- Todos se preguntarán dónde estamos.
-¿En serio? -sonreí, atraiéndolo de nuevo hacia mí. Le di un beso en la mejilla, seguido de otros dos más en la barbilla y un último en la comisura de los labios.- ¿Seguro?
-Alex...
Esta vez el beso fue más fuerte y brusco, incluso podría llegar a decir que posesivo. Pero me encantó.
Dejó caer todo su peso sobre mi cuerpo, emportándome así contra la piedra del pretil. Me hizo daño en la parte baja de la espalda, pero me dio igual, sus labios lo compensaban.
Me encantaba ver que producía ese efecto en él, que me quería como yo lo quería a él aunque nuestros actos no fueran precisamente buenos. Si alguien se enteraba de que Carter y yo habíamos hecho lo que estábamos haciendo, sería un completo desastre tanto para él como para mí, pero en esos momentos me daba igual todo, solo podía pensar en que por fin, una vez por todas, los dos habíamos conseguido lo que queríamos dejando atrás todas las preocupaciones. Solo nos dejábamos llevar.
Era tal la agonía que sentía por dentro, que incluso dolía;  como si tuviera una antorcha en el interior de mi cuerpo que expandía su calor por todo él, consumiéndome con sus llamas. Me preguntaba si él sentía lo mismo que yo; si también ardía con cada roce de mi cuerpo; si sentía la onda expansiva que se extendía por todo su ser cada vez que nuestros labios se tocaban, mandando descargas por todos los nervios que nos formaban.
-Alex... -resopló, apartándose unos milímitros de mí.
-¿Qué pasa? -jadeé, escrutándole con la mirada.
Me contemplaba como si fuera el ser más extraño y fascinante que hubiera visto nunca. Sus ojos iban de un lado a otro de mi cuerpo palpando cada detalle, llenándose con ellos. El brillo de sus ojos era tal que incluso hasta yo misma podía ver lo que le estaba costando hacer aquello; separarse de mí. No quería, pero era lo correcto. ¿¡Por qué siempre tenía que hacer lo correcto!? Pero eso no me echaba para atrás, todo lo contrario. Carter era el fruto prohibido, como la manzana de Eva y eso solo lo hacía mucho más atrayente; solo que yo, no me arrepentía de haberlo probado. No al menos esa noche.
-No, nada.. es solo que ... -volvió a resoplar, solo que esta vez apartó la mirada, fijándola en un punto tras de mí.
Lo había visto enfrentarse a vampiros sin ningún temor a pesar de que ponía su vida en juego y en cambio, ahora era la primera vez que lo veía tan asustado y vacilante. Aferraba mi vestido con fuerza, como si no quisiera irse, como si tuviese miedo de dejarme marchar pero a la vez sabía que debía hacerlo.
-Sí -sonreí para tranquilizarlo. No iba a irme, no ahora que por fin lo había conseguido. Acaricié su mejilla, justo donde tenía una pequeña cicatriz plateada como recuerdo de un ataque que yo misma presencié.- Será mejor que volvamos.
Por fin relajó sus músculos al rededor de mi cuerpo, pero no dejó de estar alerta. Quería decirle que no tenía por qué tener miedo, que todo estaba bien, no había hecho nada malo o nada que yo no quisiera y mucho menos que me iba a marchar. Quería quitarle todas estas locuras estúpidas de la cabeza, pero no sabía cómo podía hacerlo.
Terminó de soltarme, no sin antes agacharse para darme un último beso. ¿Qué significaba aquello? ¿Por fin podríamos estar juntos o simplemente había sido una tontuna de unos segundos? Adiós al momento feliz, hola al momento de no saber qué hacer con mi vida.
-Carter, yo... -empecé a decir, pero callé en cuanto lo olí.
Un olor dulzón y pegajoso pero a la vez atrayente; suave y fuerte al mismo tiempo, rico y ponzoñoso... sangre.
-¿Alex? ¿Por qué te has...?
-Shh -lo silencié, poniendo mi dedo índice sobre su boca.
Apretó mi mano con fuerza, como si él también lo hubiera olido, algo técnicamente imposible dado que yo tenía los sentidos mucho más desarrollados que él. Lo miré, captando su atención para poder decirle sin palabras que se mantuviera en silencio.
Estaba claro que algo no iba bien. Era como si de un momento a otro todos los sonidos de la naturaleza se hubieran puesto de acuerdo para silenciarse.
Allí estaba pasando algo.
-¿Oyes eso? -siseé, mirando de un lado a otro.
-No oigo nada.
-Exacto.
Solté su mano y di un par de pasos hacia adelante. Me era imposible resistirme a ese olor; llevaba varios días sin comer y aunque los Wrach no nos alimentábamos de sangre humana, no dejaba de ser un olor agradable para nosotros.
-¡Alex! -tiró de mi muñeca hacia él- ¿a dónde vas?
-Creo que algo no va bien.
-¿A qué te refieres?
No hizo falta respuesta, un ruido, como el de un chasquido emitido por un hueso al romperse respondió por mí.
-¿Lo has oído?
No me estaba mirando, pero a juzgar por la expresión de su rostro no me cabía ninguna duda de que la respuesta a mi pregunta era claramente un sí.
Con su mano libre, la deslizó hacia el interior de su chaqueta, dejándome ver un cilindro alargado y acabado en punta de un color oscuro. Una estaca. Él pensaba lo mismo que yo; no estábamos solos.
-Sí, lo he oído -sentenció, apretando mi mano con más fuerza.- No te separes de mí.
Caminamos de nuevo sobre el puente en dirección al bosque. Como me había pedido no me separé de él ni un segundo. Sentía que debía ser yo la que lo estuviera protegiendolo a él en lugar de al contrario, pero si lo hacía se preguntaría el por qué. Después de mi estancia en Richardford no paraba de preguntarme si no sería más fácil que los humanos o al menos los guardianes como Carter o Andrea de dichos colegios supieran de nuestra existencia. Nos facilitaría muchísimo más el trabajo.
El olor a sangre era cada vez más intenso, tanto que incluso me perforaba la garganta. Estaba haciendo una fuerza sobrehumana para mantener mis colmillos ocultos y que no salieran a la luz; desde luego sería una estampa muy digna de ver para Carter sobretodo después de haberme besado.
-¿A dónde vamos? -pregunté en un susurro.
No me contestó, simplemente emitió un sonido el cual yo interpreté como un chisteo para mandarme callar.
Desde luego aquella situación era desternillante.
Me detuve en seco cuando me pareció advertir un brillo plateado por el rabillo del ojo. Mi cuerpo estaba en completa tensión dada la situación y cualquier cosa me parecía peligrosa. Seguimos caminando. No sabía hacia dónde íbamos, solo que estábamos cerca, aunque lo supe en cuanto me di de bruces contra la espalda de Carter.
-Vampiros. -Dijo en un susurro ponzoñoso.- Será mejor que no mires.
Nunca se le puede decir a una persona que no mire algo porque dicha persona lo hará; y así lo hice yo. Me incliné sobre las puntas de mis pies para poder ver aquello que no debía mirar, por encima del hombro de Carter. Tenía razón, no debería haberlo hecho.
Después de ver aquello la sensación de hambre fue reemplazada por las nauseas.
Por mucho que la especie de los Wrach también se encontrara dentro de la raza vampírica, no significaba que la sangre siempre nos resultase atrayente, no al menos de aquella forma.
A los pies de un abeto medio despuntado, había un cuerpo tendido, si es que a eso se le podía llamar cuerpo. La cara estaba completamente manchada de sangre y barro junto con algunas puas del abeto bajo del que se encontraba. La garganta estaba desgarrada hasta el punto que podía ver los tendones y las cuerdas vocales junto con las tripas, intestinos y un pedazo de lo que parecía el bazo le salían del estómago.
-¡Joder que asco! -tuve que taparme la nariz con la manga de mi chaqueta. Aquel olor era terriblemente insoportable. No sabía cómo Carter era capaz de aguantarlo.- ¿Sabes quien es?
-No tengo ni idea.- Por primera vez desde que nos habíamos alejado del puente, soltó mi mano para agacharse al lado del cuerpo. Una extraña sensación se apoderó de mí, como si me sintiera desprotegida.
-Por su ropa tiene pinta de ser un guardián -observé de hito en hito el cuerpo descompuesto de aquel pobre chico o chica, no tenía muy claro qué era.- ¿Sabes? Desde luego deberíais replantearos poner sistemas de seguridad por aquí. Creo que os ahorraríais demasiados problemas.
-Como si eso fuera fácil.
Estaba de espaldas a mí, en cuclillas haciendo todo tipo de observaciones, pero aún así pude distinguir en su voz un toque de ironía mezclado con una sonrisa. Era extraño que sonriera dado la situación en la que nos encontrábamos, aunque lo que sí era muy irónico era el hecho de que hacía tan solo diez minutos estábamos besándonos y ahora examinábamos el cuerpo de un posible amigo suyo. Adiós a mi noche perfecta.
-No sé, lo más eficaz sería santificar la tie....
Callé antes de terminar la frase al darme cuenta de la estupidez que acababa de cometer. Efectivamente, si santificaban la tierra ningún vampiro podría acercarse o al menos entrar en los alrededores del colegio ya que sería Tierra de Dios y se les estaba prohibido el paso, pero es que si lo hacían tanto yo, como el resto tampoco podríamos entrar.
-¿Cómo sabes tantas cosas sobre el tema?
-Curiosidad -me encogí de hombros, algo más nerviosa de lo normal- su-supongo. ¿Sabes quién es?
-Tiene la cara tan cubierta de sangre que me es imposible reconocerlo.
-¿Es un hombre?
-Sí.
En mi vida había visto tantos ataques juntos en un mismo lugar sin contar ciudades como Nueva York, Nueva Orleans, París, Londres... sitios turísticos donde los Marwolaeth sabían que podían conseguir presas fáciles sin llamar la atención entre las comunidades de Wrach de la zona; pero en Richardford, un lugar alejado de cualquier parte y aislado totalmente del resto de la humanidad que contaba con agentes especialmente entrenados para matarlos... nunca.
Lo escuché incluso antes de verlo. Puede que los Marwolaeth fueran rápidos, pero no eran nada sigilosos.
Me agaché a toda velocidad antes de que sus colmillos tocaran la piel de mi cuello, agarrándolo así por las muñecas y estampándolo contra el suelo. Escuché cómo su columna vertebral cedía ante el impacto, junto con el grito de dolor que esto le había provocado.
-¡Alex! -gritó Carter asustado mientras corría hacia mí.
Con un solo movimiento me coloqué a horcajadas sobre mi atacante para impedirle toda clase de movimientos que pudieran causarnos daños a mi profesor y a mí, aunque no llegaría muy lejos ya que al menos, durante un rato estaría inmóvil de cintura para abajo.
-¿Nunca te han dicho que no se ataca a las señoritas? -sonreí con ironía, mientras el vampiro se retorcía de dolor debajo de mis piernas.
-¡Zorra! -gritó.
-Zorra no, señorita -apunté con mi dedo índice en alto- seeeñorita.
-¡Alex, quítate de ahí! -Carter pasó sus brazos bajo los míos y tiró de mí hacia atrás.- ¿¡Se puede saber en qué estás pensando!?
-¿En salvarnos el pellejo a los dos? -inquirí con ironía, cruzándome de brazos sin quitarle el ojo de encima al Marwolaeth.
-¡Soy yo el que debe protegerte a ti! -chilló encolerizado.
-¡NO NECESITO QUE ME PROTEJAN!
Estaba harta de que todo el mundo pensase que no era capaz de cuidar de mí misma. Puede que él estuviera entrenado para ello, pero yo sabía cuidar de mí misma y se lo había demostrado en varias ocasiones. Quizás era eso lo que sucedía, que le había demostrado que podía cuidar de mí misma en el ataque, cuando yo le salvé a él. No me había dado cuenta de ello hasta ahora, pero a decir verdad, era una estupidez.
-¡Tú y los de tu calaña vais a morir! ¿¡Me oyes!? -Exclamó el Marwolaeth.- Ya vienen de camino y no podréis con nosotros. Vosotros os creéis muy listos con vuestros trucos, pero esta vez no vais a vencer.
¡Se estaba refiriendo a mí, a mi especie!  Estaba a tan solo una palabra de desvelar lo que era ante Carter; si lo hacía ya no habría marcha atrás.
-¿A qué te refieres? -Carter tenía los dientes tan apretados que a penas se distinguían unas palabras de otras. En lugar de contestar, el vampiro se empezó a reír. No sabía qué le hacía tanta gracia, pero desde luego yo estaba empezando a perder la paciencia y Carter también.- ¡¿A qué te refieres?!
-Es irónico que no reconozcas una cosa que está ante tus ojos ¿verdad? -rió más alto, con amargura.
Esa fue la gota que colmó el vaso; no podía esperar más. Otro segundo y diría que yo no era una humana, sino una Wrach o mucho peor, mentiría y diría que era como él y eso solo me llevaría a la muerte. Era él o yo y estaba claro que ese no era mi momento.
En un abrir y cerrar de ojos, me deslicé al lado de mi profesor arrancándole la estaca de la funda del interior de su chaqueta para clavársela en el pecho al vampiro; quien dejó de reír progresivamente hasta que su cuerpo dejó de convulsionar. En lugar de convertirse en cenizas, su cuerpo permaneció intacto, señal de que se trataba de un Marwolaeth joven.
-Antes de que me eches la bronca -dije con voz cansina, aún con la mirada fija en los ojos del chico que yacía inerte ante mí-, solo nos estaba distrayendo. Y antes de que me preguntes que cómo lo sé, es porque ha dicho que vienen más.
Venían más pero ¿cuántos? Había alrededor de unos treinta guardianes, la mitad estaban de guardia mientras que los otros estarían en sus camas, ajenos a todo esperando a que les llegara su turno. Nosotros éramos solo nueve. Si no habisábamos al resto, era una batalla perdida.
Justo antes de que pudiera añadir nada más, una oleada de gritos de histeria llegaron hasta mis oídos. Sobresaltada, miré a Carter, quien a juzgar por su rostro, también lo había escuchado.
-Tenemos que avisar al resto.
-No, tú no tienes que hacer nada. Tú te vas a tu habitación y te encerrarás allí ¿me oyes?
-Pero...
-¿Me oyes? -repitió suplicante.
Aquella situación me recordó a la vez que me pidió que no me metiera en más líos. Utilizó el mismo tono agudo, casi lastimero para conmoverme. Esa vez lo había conseguido, pero estaba muy equivocado  si pensaba que lo lograría otra vez.
Yo era una Wrach y mi deber era proteger a los humanos, a si es que eso haría.
-¿Tan difícil te cuesta entender que puedo hacerlo? Estoy preparada. ¡Déjame que te lo demuestre!
-¿Y a ti que no puedo permitirme el lujo de arriesgarme a perderte?
Nadie en mis dieciocho años de vida me había dicho unas palabras con tanta fuerza como acababa de hacer él. Lo miré atónita, casi asustada por la magnitud de sus palabras. Las piernas me empezaron a flaquear y tuve que recordarme a mí misma que necesitaba el oxígeno para mantenerme con vida. Solo quería agarrar su cabeza con mis manos y besarlo hasta que nuestros labios se desgastasen; pero por desgracia no había tiempo para eso.
-Estaré bien, te lo prometo -me acerqué a él y le dí un suave beso en la comisura de los labios para después salir corriendo en la dirección opuesta. Si permanecía mucho tiempo más a su lado, no me marcharía.
¿Por qué siempre tenían que pasar ese tipo de cosas en los momentos menos inoportunos? Es decir, por fin había conseguido que el chico, bueno, mejor dicho; el hombre que me gustaba me besara y no solo eso, sino que también me dijera que no podía perderme y  resulta que mientras tanto un ejercito de asquerosas sanguijuelas estaban invadiendo el instituto para matarnos a todos.
*Qué vida más dura...* pensé con resignación.
Tuve que apretar el paso en cuanto advertí que no estaba sola. Calculaba que al menos había cinco Marwolaeth pisándome los talones; dos a mi derecha otros dos a mi izquierda y uno más rezagado varios metros más atrás. Ellos eran algo más rápidos que yo, pero yo contaba con años de entrenamiento mientras que ellos lo máximo que habían llegado a hacer habría sido defenderse del novio de alguna de sus victimas y eso, no contaba.
Uno de ellos, una chica más o menos de mi edad, apareció ante mí. Por más que me esforcé en mantener el equilibrio y frenar antes de llegar a ella, me fue imposible. De un momento a otro me vi volando por los aires al recibir un golpe en el esternón. Por suerte no fue demasiado fuerte y pude mantener la estabilidad al caer.
-Vaya, vaya... parece que tenemos una descarriada -se rió la chica.
Era alta, más que yo, pero sus rostros aniñados delataban que no superaba los diecisiete. Tenía el pelo rubio ceniciento, casi llegando a blanco y sus ropajes estaban algo desgastados, signos de que ya ni siquiera se preocupaba por su aspecto.
Los otros cinco vampiros se reunieron junto a ella haciendo un circulo de varios metros de diámetro a mi alrededor. Había dos chicas más, ambas morenas; parecían gemelas y tres chicos; uno de ellos me miraba con ojos viciosos, como si le gustase lo que veía. Me sentí sucia ante su mirada, como si me estuviera desnudando con los ojos. Me cubrí el pecho con los brazos, como si con eso bastara para que dejara de contemplarme de aquella manera.
-Huele bien -siseó uno de los chicos; el que parecía el más mayor. Alto, moreno y fornido.
-Lo cierto es que sí que huele bien -se rió por lo bajo una de las gemelas. Pasó por mi lado y me olfateó, levantando mi pelo para tener mejor acceso. Me retiré con brusquedad, pero tiró del mechón que tenía agarrado, llevándome de nuevo al sitio.- Nadie te ha dado permiso para que te muevas.
-Se llama eau de Alex Thomson, no eres la primera que la solicita, pero lo siento, no es que sea personal, sino es que es mi olor natural.
No debió de sentarle demasiado bien mi comentario. Emitió un gruñido de frustración a la par que tiraba de mi pelo hacia abajo. Mordí con fuerza mi labio inferior para evitar gritar.
-Vaya, vaya... nos hemos topado con una graciosilla -dijo la chica del pelo blanquecino mostrando sus colmillos- mis favoritas. Estúpidas humanas.
Aquel comentario me chocó. Pensaba que se habían dado cuenta de que yo no era una mundana, sino una Wrach por aquello del olor. Los Marwolaeth sentían debilidad por la sangre de los Wrach; nadie sabía el motivo pero así era. Lo único que me dio a entender era de que se trataban de vampiros jóvenes inexpertos al igual que al que había matado hacía unos minutos; y eso me otorgaba ventaja.
-Me la pido primero -sonrió con un siseo el chico que no había apartado sus ojos de mí en todo momento.
-¡Eso no es justo! -gritó la chica que me había tirado del pelo.
De no tratarse de una situación de vida o muerte y ser yo la que se encontrase en ella probablemente me estaría riendo de lo absurdo de la situación. Rectifico, empecé a reírme de lo absurdo que me estaba resultando la situación.
Seis pares de ojos rojos y hambrientos se posaron sobre mí, pero aún así no podía parar de reír. Quizás fueran los nervios, yo solo sabía que me era imposible.
-¿De qué te ríes, zorra?
-De ti, ups, perdón -rectifiqué con otra carcajada al escuchar su gruñido. Tuve que taparme la boca para reprimir la risa.
-Te voy a matar, zorra.
-¿Tú y cuantos más? -sonreí angelicalmente.
El chico decía la verdad, al parecer me había adjudicado como suya y fue el primero en dar un paso al frente y tener el valor de enfrentarse a mí. Estaba algo cansada de dar patadas y luchar, los entrenamientos últimamente estaban siendo cada vez más duros y sobretodo ahora que había conseguido controlar mi nuevo don, por lo que simplemente me limité a lanzarle una bola de fuego. El muchacho comenzó a dar vueltas como un loco gritando a la vez que giraba sobre el suelo tratando de apagar las llamas.
-Bien -amplié mi sonrisa, pasando mi mirada por los rostros atónitos de todos y cada uno de los presentes.- ¿Quién es el siguiente?









6 comentarios:

  1. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah me muero.
    me encanta, me encanta, ¡ME ENCANTAAAAAA!
    Por fin un beso, Ay Dios es que buuuuf sin palabras estoy aún.
    pero anda que no se lo podía haber dicho antes el orgulloso. Si estaba clarisimo que estaba enamorado de ella, ainss ainsss es que son taaaan ricos ^^
    Chica que artista eres, jodía.
    gracias por dedicarme el capitulo porque ains es genial y ¿el final? bueno, bueno... increíble, quiero saber que pasa y me da mucha pena porque solo quedan dos capitulo. LLORO T.T
    En resumen que crack eres!
    un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sé que me he hecho de rogar, de hecho me he hecho muuuuuucho de rogar y muchas estabais esperando este momento desde hace tiempo, creeme cuando te digo que yo esperaba desde hace mucho a que lo leyerais jaja pero no quería que fuera tópico, quería que fuera especial y creo que Alex y Carter no entran dentro del tópico jjj
      Me alegro de que te haya gustado y ¡eh! yo cumplo mis promesas ;)
      Me vas a poner coloraaaah! :3

      Eliminar
  2. AAAAAAGHH!, Como lo haces?, para dejarnos cada vez con ganas de más, y poder contar tantas cosas en un capitulo pero sin revelar mucho del misterio que hay, me da que no sabremos quién es el causante de las pesadillas y todo lo malo hasta la siguiente temporada, o me equivoco?
    Bueno que estoy más que contenta porque por fin ha habido BESOOOO!!, Los dos son igual de cabezotas y de orgullosos, quiero un Carter en mi vida!!, bueno que me da mucha penita que se vaya a terminar... Joo.
    Pero bueno espero saber pronto que pasa en el siguiente, y decirte que eres un Crack!, la forma de escribir, de expresarlo y de la forma que nos lo haces ver, me encanta.
    Bueno espero con ansias el siguiente
    PD: siento no haber podido comentar antes, he estado muy ocupada ultimamente, solo me daba tiempo a leerlos.
    Un besaazo (:

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uuuuuis! un comentario de mi acosadora jajajaja ya te echaba yo de menos por aquí :)
      Pues... te equivocas querida, te equivocas jeje leete el 43 ... solo digo eso jajaja muchiiiisimas gracias en serio me vas a hacer que me sonroje :3
      Y no te preocupes, sé lo que es estar de exámenes y además, sé que hay mucha gente que ¨me es fiel¨ por decirlo de algún modo y que aunque no comente sé que me leen jj tu eres una :)
      Un besoo

      Eliminar
  3. Hija de puta! Que se tenía que enterar que era una Wrach! :c
    Muy muy bonito, super adorable, me encanta el capítulo. Perooo, te tendría que a ver enterado de que es un Wrach jum :c
    Y además!? Porque narices deja le solo??! Lo van a matar!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Me explicas ese deseo irrefrenable que tienes de que Carter se entere de que Alex es una vampira? jajajajaja no lo entiendoo

      Eliminar