jueves, 12 de junio de 2014

Capítulo 40.

La verdad es que el vestido parecía estar hecho exclusivamente para mí. Se ajustaba y amoldaba a las zonas de mi cuerpo donde tenía que hacerlo y dejaba a la vista solo lo justo para dejar divagar a la imaginación. El escote, en forma de corazón hacía resaltar mi pecho; junto con la franja más ajustada por encima de la cintura de la que caía la falda de vuelo. Era negro de terciopelo, perfecto para dar el toque ochentero a mi disfraz.
Tras rebanarnos los sesos, Cinthya y yo decidimos disfrazarnos juntas, ella iba de Cyndi Lauper y yo... yo simplemente me había disfrazado de los 80, sin buscar alguna cantante a la que poner nombre a mi atuendo.
Varios días antes pedimos los trajes por una página de Internet. A la mayoría de los alumnos se los habían hecho modistas de alto standing, pero nosotras no teníamos dinero como para pagar a alguien  que nos lo hiciera, por eso recurrimos a la solución más barata. El total del disfraz nos había salido por unos treinta dólares y a decir verdad, a pesar de que estábamos muy preocupadas por si llegaban en mal estado o se hubieran confundido con las tallas, estábamos estupendas.
Cinthya parecía un huracán que se hubiera tragado un arcoiris. Llevaba el pelo recogido y adornado con pinzas de la ropa de distintos colores a juego con las capas de tutús y faldas que llevaba, mientras que yo había recurrido al clásico negro con medias de red y un bombín con tachuelas.
-Estáis estupendas chicas -dijo Tiffany con emoción, dando un par de palmaditas.
La habían ¨soltado¨ de su prisión tres días después de su ingreso. Nos contó que la psicóloga había determinado que estaba bien y que parecía estable aunque no obstante tendría que ir a verla un par de veces por semana, al menos hasta las vacaciones de pascua.
Cinthya y yo la habíamos ido a visitar durante su estancia en el hospital todos los días. Como dije, no me separaba de ella ni un segundo y solo lo hacía por las noches por el simple hecho de que no me permitían quedarme a dormir con ella. La acompañábamos a sus visitas a la psicóloga y hacíamos todo prácticamente juntas. Desde luego, que ella supiera nuestro secreto era un gran alivio y nos permitía movernos con más libertad sin tener que estar pendientes todo el día de que no se diera cuenta de las cosas que hacíamos, como salir a patrullar, y aunque aún no se había acostumbrado y le resultaba repugnante, podíamos alimentarnos delante de ella sin temor a que nos pillara.
Prácticamente los rumores sobre su intento de suicidio se habían calmado, aunque aún quedaba algún que otro gilipollas que hacía gracias al respecto y por o tanto, se las veía con la furia de Alex.
Nuestra vida estaba siendo lo más normal que podía ser. A mí me habían quitado el castigo y ya me permitían salir de tanto en tanto en horas fuera del horario lectivo o de comidas y eso me permitía pasar más tiempo en mi trabajo como guarda espaldas de Tiffany, aunque aquella noche me había tomado un descanso.
La psicóloga había dicho que a pesar de que la veía bien, lo mejor sería que se quedara sin ir a la fiesta de disfraces. Cinthya y yo habíamos dicho que nos quedaríamos con ella, que la fiesta no tenía importancia pero Tiffany había insistido en que debíamos ir y no teníamos que perdérnosla por su culpa, que ella ya tenía planes con una amiga suya de primero y que se quedarían viendo una película en la sala común; incluso ella misma nos había ayudado a escoger los disfraces.
-No sabéis lo que me gustaría ir...
-Y a nosotras que vinieras, peque -le sonreí con tristeza desde el reflejo de mi tocador.- En serio, si quieres que nos quede...
-¡NO HE DICHO! Hostias.
Se me hacía raro escuchar palabrotas como esa provenientes de la boca de Tiffany. Eran palabras demasiado grandes para ella, por lo que me eché a reír sin poder evitarlo.
-Vale, vale. ¿qué película vas a ver?
-No lo sé -se encogió de hombros- creo que veremos ¨Piratas del Caribe: la perla negra¨. Me han dicho que está muy bien.
-Tiene a Johnny Depp...
-Y a Orlando Bloom -apuntó Cinthya desde el cuarto de baño.
-... ¿qué más puedes pedir?
-Tíos cachas y buenorros -sonrió alzando las cejas repetidamente- este plan mejora por momentos. En fin, me voy, que llego tarde, pasarlo muy bien y... -nos lanzó un par de besos a cada una- portaros muy mal.
-Pásalo bien -dije entre risas antes de que sonara la puerta al cerrarla.
-¿Crees que estará bien?
-Sí, lo creo. De todas formas llevas el móvil ¿no?
-Seh.
-Le dije que te llamara si ocurría algo.
-¿Estás nerviosa?
-¿Debería de estarlo?
-No sé, es la primera fiesta a la que vamos desde que llegamos y no tenemos que estar pendientes de la gente porque habrá guardias repartidos por todos lados.
*Sí, precisamente lo que necesitaba...* El que fuera una fiesta en la que habría profesores y guardias, significaba que Carter estaría allí sí o sí; si no era como una cosa, estaría por otra y eso no me entusiasmaba demasiado.
-No habrá alcohol.
-Que te crees tú eso. -Cinthya sacó lo que parecía una petaca de su bolso y la agitó en el aire con una sonrisa de lado a lado.
-¿De dónde la has sacado? -Di la vuelta en la silla, para quedar de frente a ella.
-Tom y yo nos encontramos a uno de los guardianes durmiendo la mona bajo un árbol y tenía una botella de vozka casi entera -sonrió con malicia- pensamos que ya no la necesitaba.
-Borrachos -reí.
-¿Lo dice la que se queja porque no habrá alcohol en la fiesta? -preguntó con ironía.
Rodé los ojos, haciendo caso omiso a su pregunta.
Tenía ganas de salir ya de la habitación e irme a ver qué habían hecho los alumnos de primero con la decoración. No entendía muy bien por qué se encargaban ellos cuando los beneficios los obtendríamos los de segundo, pero bueno, si algo había aprendido era que en aquel lugar la lógica era como los unicornios, no existía.
-¿Estás lista? -Terminé de darme los últimos retoques en el maquillaje.
-Cojo el bolso y ya.
-¡Pues vamos, tardona! -le metí prisas.
Para aquella ocasión había decidido alisarme el pelo y ¡caray! lo tenía súper largo y el color de mi melena, hacía un bonito contraste con el negro sucio del bombín y las botas. Me encantaba el disfraz.
Las chicas corrían por el pasillo saliendo y entrando en sus habitaciones para dar los últimos retoques a sus vestimentas; había de todo un poco. Una de ellas iba vestida de Cleopatra, llamó mi atención por la escasez de tela que había, no por lo bonito del disfraz. Iba a morir de frío. Siempre había pensado que quedaba mucho más bonito y provocativo enseñar lo justo, no tapar lo justo.
Otra de ellas parecía un sapo gigante con los ojos saltones a cada lado de la cabeza. Una compañera de clase, Martina, nos abordó a Cinthya y a mí bufando a la vez que nos enseñaba unos perfectos dientes postizos ensangrentados. Me hacía mucha gracia ver a la gente disfrazada de vampiro, era como si estuvieran disfrazados de mí.
-¿Dónde habías quedado con los chicos? -pregunté, mientras bajábamos las escaleras.
-En la entrada.
Ya que nuestro plan de noche de chicas se había visto cancelado por el accidente de Tiffany, habíamos recurrido a nuestro segundo plan compuesto por Tom, Christian y Jo, que también habían pensado en tener una ¨noche de chicos¨; a lo que venía siendo que ninguna chica había accedido a ir con ellos o que simplemente no se lo habían pedido a ninguna. Pero de todos modos me apetecía pasar una noche con mis amigos, como hacía tiempo que no tenía.
Cuando Jo me dijo que se vestiría de vampiro, me lo tomé un poco a cachondeo, pero cuando lo vi disfrazado a lo Dracula de Transilvania no pude evitar echarme a reír. Llevaba el pelo engominado hacia atrás y se había maquillado la cara con polvos blancos para hacer que sus facciones contrastaran mucho más con el rojo sangre y el negro de su capa y esmoquin.  Tom parecía el personaje de los videojuegos del Mario Bros, aunque he de decir que el bigote postizo no le sentaba nada mal; le hacía parecer mayor y Christian llevaba un antifaz negro a conjunto con su traje de chaqueta.
-¿De qué te ríes? -Jo me miró con los ojos entrecerrados.
-No pensé que dijeras en serio que te disfrazarías de vampiro.
-¡Por su puesto que lo decía en serio! -gritó con fingida indignación.- Cogí los ropajes de nuestro padre.
Los cuatro lo miramos sin comprender muy bien la frase, pero decidimos pasar de él. A veces era lo mejor.
-Estáis muy guapas chicas -sonrió Christian, echándole una mirada furtiva a Cinthya de arriba a abajo.
-¿Y tu vas? - dijo esta.
-Del caballero de la brillante armadura -me reí, tapándome la boca al ser consciente de lo que estaba pasando.
Desde que nos enteramos de lo que Diu había estado haciendo con Tiffany y con Cinthya, Christian no se había separado de ella. Hacía chistes continuamente, se burlaba de Diu cada vez que pasaba por nuestro lado y no paraba de hacerle cumplidos a Cyn. Es decir, no paraba de tontear con ella; pero como a mi amiga le faltaban dos dedos de frente, no se daba cuenta de lo que tenía delante.
Christian era un buen partido; alto, guapo, fuerte, atento, simpático y sobretodo buena persona. Me gustaba para ella, aunque me daba la sensación de que iba a tener que intervenir para que los esfuerzos del chico dieran sus frutos.
-Bueno qué ¿no vamos? -di un par de saltitos sobre las puntas de mis pies.- Estoy deseando de ver cómo se lo han montado.
-Seguro que por todo lo alto -comentó Tom, mientras sostenía la puerta para que pasara- como todo lo que hacen aquí.
-Tiffany me ha dicho que el año pasado fue genial. Ella tuvo que organizar la decoración.
-A mí me han dicho que hay un puesto donde puedes lanzar tartas a la cara a los profesores por un dolar -se rió entre dientes- creo que voy a dejarme la paga del mes ahí.
Yo también lo había oído, pero no quería hacerme demasiadas ilusiones. Seguro que los profesores no se rebajarían hasta tal punto solo para que sus alumnos lo pasaran bien. Eran todos unos amargados.
-Por cierto, ¿cómo está Tiffany?
-Bien -sonreí, encogiéndome de hombros- lo está llevando bien la verdad.
-Me alegro.
Algo entre Tom y yo había cambiado, no podría decir si para bien o para mal, era raro. Quizás solo fueran noyas mías por el hecho de que aún no sabía de quién se trataba la persona que tenía el don de la visión y que por lo tanto había estado y estaba amargándome la vida, solo sabía que ese poder iba acompañado del don del aire y que Tom estaba entre los posibles candidatos.
Los sueños habían vuelto a aparecer; solo que esta vez eran distintos. Ya no era Tiffany la que se me aparecía, esta vez era Mía.
Ambas aparecíamos en el claro donde mi amiga había fallecido. Yo intentaba calmarla, decirle que todo saldría bien, pero en realidad no era así. El sueño siempre acaba cuando se clavaba una estaca de madera en el corazón y se desintegraba convirtiéndose en cenizas.
Recordarlo me hizo estremecer. No sabía quién era la persona que me estaba haciendo tales atrocidades y el motivo, pero no descansaría hasta averiguarlo; porque sabía que también estaría detrás de la muerte de Mía y el intento de suicidio de Tiffany.
Extrañamente fuera no hacía tanto frío como había previsto. El frío del invierno estaba empezando a desertar para dejar paso a la inestabilidad de la primavera. Aún había algo de nieve en algunos puntos del patio que estaba empezando a deshacerse y a formar charcos de barro, pero se podía oler en el aire el cambio de estación.
-Es la primera vez que asistimos a un baile de instituto -sonreí con nostalgia-, ¿no estáis nerviosos?
-No -negó Jo.
-Un poco -reconoció Cyn.
-Mentiría si dijera que no -rió Christian, con los ojos puestos en el cardado de Cinthya.
Tom no dijo nada, simplemente me miró y sonrió. Recordaba que en alguna que otra ocasión, cuando aún éramos pareja me había reconocido que le habría gustado ser simplemente una persona normal, ir a un instituto donde en lugar de enseñarte a matar, te enseñaran matrices o a interpretar a Shakespeare, ir a un baile de instituto con la chica que le gustase y simplemente vivir ajeno a las atrocidades del mundo. Por eso no me hizo falta respuesta alguna; ya la sabía.
-¿Preparados para desconectar y pasarlo bien? -Christian se frotó las manos con una sonrisa malvada dibujada en la cara. Parecía un niño pequeño.
-¡Entremos de una maldita vez! -me reí a carcajadas.
No sabía muy bien lo que  esperaba encontrarme, pero supongo que la idea era algo mucho más parecido a un baile del siglo XVI con gente vestida de trovadores tocando en una esquina los instrumentos de cuerda y viento; bufones haciendo malabares con pelotas de arroz y a doncellas y príncipes apuestos bailando en el centro de la sala. En realidad, me esperaba cualquier cosa menos lo que en verdad había.
El gimnasio estaba iluminado con luces de todos los colores, desde el rosa hasta el naranja. Había guirnaldas repartidas por todas partes y lazos negros y dorados colgaban de las paredes, tapando las espalderas y el yeso desgastado. Al fondo de la sala, en una esquina; había una cabina negra con un cristal que dejaba ver a la persona que se encargada de la música. Nada de instrumentos de cuerda o flautas, no. Desde donde yo estaba pude distinguir una mesa de mezclas más grande que la propia cabina. El chico que estaba en su interior no me sonaba de haberlo visto antes por la Academia, por lo que supuse que lo habían contratado para la ocasión.
Las princesas y los príncipes habían sido sustituidos por los alumnos de segundo año vestidos con los disfraces más variopintos que alguien podría imaginar. Una mesa con comida y bebidas se extendía a lo largo de una de las pareces, perdiéndose a lo lejos y en la otra punta, había puestos con juegos como tiro al dado.
Aquello era una auténtica pasada.
-Supongo que es en este tipo de cosas en las que se gastan la pasta -comenté, con los ojos abiertos de par en par empapándome de todo tipo de detalles.
-¿Qué queréis hacer primero? -preguntó Tom.
Cinthya quería bailar y claramente Christian se ofreció voluntario a acompañarla. A Jo le apetecía beber ponche y a Tom y a mí nos daba igual que hacer; por lo que nos decantamos por servirnos una bebida e ir a echar un vistazo a los puestos de juego.
-Este ponche está demasiado dulce -arrugué la nariz cuando el líquido tocó mis papilas gustativas.
-Pero es lo que hay, preciosa.
Lo miré sorprendida. Así era como me llamaba cuando estábamos juntos y quería hacerme de rabiar. Sabía de sobra que odiaba que se dirigiera a mí de esa manera.
El chico se dio cuenta y se puso tan rojo como un tomate. Estaba segura que se le había escapado, después de dos años de relación, la costumbre quedaba, por lo que decidí echarle un cable y tomármelo a broma.
-Sabes que no soporto que me llames así, fontanero -me reí, pegándole un empujón.
-Se me ha escapado, lo siento.
-Ya lo sé, estúpido. Ven -lo agarré de la muñeca y tiré de él hacia uno de los puestos-, vamos a jugar a algo.
Un chico y una chica, ambos vestidos con el uniforme se encontraban detrás del puesto. Tras ellos había una fila de patos de plástico sobre una cinta mecánica que los movía de al ante a atrás para impedir que las balas dieran en el blanco. Algo chupado para una Wrach como yo.
-¿Qué quieres? -Tom tuvo que hablarme al oído debido al volumen de la música.
-¿Qué quiero de qué? -pregunté sin comprender.
-Si acierto me dan un peluche -señaló hacia arriba donde había muñecos de goma espuma recolgando de una cuerda. Había monos de colorines, un delfín lila y varios peluches que claramente decían ¨llévame a casa¨.
-Un mono -sonreí.
-Me lo suponía -rió, poniendo los ojos en blanco.- Un ticket por favor.
Como era de suponer, Tom me consiguió el peluche. Nuestra visión estaba mucho más desarrollada que la de un humano y también la velocidad y la fuerza, por lo que no le supuso ningún problema derribar tres patos de cartón a la primera.
En cada puesto por el que pasábamos participábamos y ganábamos. En uno de ellos fui yo la que jugó. Consistía en clavar tres estacas dimiutas de metal en la X dibujada sobre el corazón de un monigote muy parecido al disfraz de Jo.
Me lo estaba pasando muy bien, aunque cuando realmente me dio el ataque de risa fue al llegar al último puesto de juegos. Era cierto; había una tómbola para tirar tartas de nata a la cara de los profesores y había una cola de por lo menos cinco metros. Agarré a Tom y tiré de él hacia allí.
-¡Dios! Cómo voy a disfrutar con esto. -Cerré los ojos y crucé los dedos.- Por favor que esté la de biología, por favor que esté la de biología.
Casualmente mis plegarias no fueron escuchadas, pero lo que me encontré fue mucho mejor.
Había cinco agujeros en una pared de poliespán de los que salían cinco cabezas de cinco personas distintas entre las que se encontraba la de Carter.
Me quedé muy rígida al verlo y de un momento a otro el rebolotéo de mi estómago cobró vida, haciendo que las piernas me flaquearan.
-¿Alex? ¿Estás bien? -me preguntó Tom con preocupación.
-S-sí -contesté en un susurró, sin apartar los ojos de mi profesor.- ¿Por?
-Porque me estás cortando la circulación del brazo.
-¡Oh! Perdón. -Lo solté.-Ahora vengo.
Me separé de él y me acerqué hasta la barra de metal donde se encontraban las tartas. Tenía que aprovechar aquel momento y lo iba a disfrutar como una niña disfrutaría de su piruleta.
Respiré hondo y pasé por detrás del puesto, hasta quedar a la altura de Carter.
-No me lo puedo creer -reí.
Hasta entonces no se había percatado de mi presencia, por lo que cuando me escuchó al principio miró y canteó la cara, pero cuando se dio cuenta de quién era, volvió a girarse con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Algo me decía que no se esperaba verme por allí.
-¿Qué haces aquí?
-Es una fiesta que han organizado para los de segundo -me encogí de hombros, con las manos en las caderas- creas o no, soy de segundo año.
-Algo difícil de explicar -sonrió con esa sonrisa que me volvía loca- teniendo en cuenta que cada dos por tres estás metida en líos.
-¡Eh! Me ofendes -me quejé intentando reprimir una carcajada- yo soy una alumna muy aplicada. En realidad soy un ángel caído del cielo.
-De eso no me cabe duda.
Un nudo se me formó en la garganta al escucharle decir aquello. ¿Había sido eso un cumplido o debía tomármelo como una broma? Tragué saliva. *No empieces, no empieces...* me reproché *... se está burlando de ti*.
-¿Vas a participar?
-¿Y dejar pasar la oportunidad de tirarle una tarta a la cara a mi profesor favorito? -le guiñé un ojo, cruzándome de brazos- por supuesto que lo voy a hacer y quizás repita. Nunca pensé que tuviera la oportunidad de embadurnarte en nata.
Sí, ese comentario había sonado provocativo a más no poder, pero era justo lo que quería. Si él podía hacerlos ¿por qué yo no?
Me escudriño con la mirada, deslizando sus ojos por todo mi ser de arriba a abajo, sin dejar un solo detalle pasar desapercibido. Me sentí como si no llevara nada y me puse roja como un tomate.
-No te atreverás -me retó.
-¿Que no? -sonreí con timidez, dándole la espalda- ya lo verás.
Tuve que recordarme a mí misma que mis pulmones estaban carentes de oxígeno y que lo necesitaba para sobrevivir si no quería desmayarme allí mismo antes de que llegara de nuevo a mi sitio.
La cola había avanzado bastante cuando llegué junto a Tom. Jo estaba con él y Cinthya y Christian habían decidido dejar los bailes para otro momento y venirse con nosotros.
-Toma -Cyn me tendió un baso con un líquido rosa- está como a ti te gusta.
-¿Qué es? -fruncí el ceño, cogienéndolo.
-Pruébalo.
Estaba realmente bueno. Seguía teniendo el sabor dulzón del ponche, pero con un toque agrio producto del alcohol.
-Borracha -me reí.-Bueno qué; ¿me vas a contar qué te traes con Christian?
-¡¿Qué?! -medio gritó, mirando a todos lados algo nerviosa por el si chico me había escuchado.- No sé de qué me hablas. Solo somos amigos.
-Cyn...
-¿Alex?
-Te conozco y a él se le nota que le gustas.
-¿Tú crees? -Sus ojos me miraron exigiendo una respuesta positiva por mi parte.
-Sí, lo creo -asentí.- Tres tickets por favor.
-Aquí tiene -me sonrió el chico que estaba a cargo del puesto.- ¿Quién será el afortunado profesor que se llevará un tartazo por parte de esta bella señorita?
El chico me sonrió, mirándome directamente a los ojos como si nos conociéramos de toda la vida. Era guapo y tenía dos  hoyuelos a cada lado de la cara, formados por su sonrisa.
-Creo que me aventuraré con el Señor Macius y con el profesor Rojas -le respondí a la sonrisa.
Por el rabillo del ojo pude ver a Carter con su mirada clavada en nosotros dos. Parecía como si me estuviera lanzando dardos con los ojos.
-Uh, una chica valiente -su sonrisa se ensanchó aún más.
-Yo siempre -le guiñe un ojo por el simple placer de demostrarle a Carter que por mucho que tuviera ganas de prenderme fuego con la mirada, no me daba ningún miedo.
-¿Qué ha sido eso? -me susurró Cinthya al oído.
-¿El qué?
-¡El chico! Es guapo y estaba filtreando contigo. ¿Lo conoces?
-No -me encogí de hombros- pero sí es mono.
Como había previsto y dicho al chico del puesto; la primera tarta fue a parar a la cara de mi profesor de Ciencias Medioambientales. Era un profesor muy majo, pero sus clases eran lo más aburrido del mundo. Le sonreí antes de tirársela y dar en el blanco.
A pesar de que había dicho que dos de ellas irían para Carter, no había pensado en que el profesor de química también se encontraba entre los cinco candidatos, por lo que tuve que dejar a mi entrenador sin una de ellas.
Para cuando me puse en frente de Carter, dispuesta a tirarle la tarta, las piernas ya me estaban temblando. ¿Por qué producía ese efecto en mí? Podía enfrentarme aun ejercito de vampiros sedientos de muerte y no podía enfrentarme a un simple muchacho algunos años mayor que yo.
-No te atreverás -me advirtió, levantando la voz para que pudiera escucharle por encima de la música.
¿Podía atreverme? ¿Podía darle un tartazo en toda la cara? No sabía si mi puntería sería certera ya que estaba temblando de pies a cabeza, pero al menos lo intentaría.
-¿Quieres verlo?
Le dediqué una sonrisa antes de que tuviera que cerrar los ojos para evitar que la nata le entrara en ellos.
¡Le di en todo el centro! Cuando el bol donde se encontraba la tarta se deslizó por su cara yo ya estaba medio tirada en el suelo por la risa.
-Tienes lo que hay que tener para hacer lo que has hecho -se rió el dependiente- hasta ahora el guardián Rojas no había recibido ninguna.
-Bueno -sonreí, mirando a Carter y encogiéndome de hombros- siempre hay una primera vez. Estoy segura que se llevará más de uno.






2 comentarios:

  1. Ya estoy aquí! No te deprimas mujer, es que la vida como estudiante es difícil.. Me quedan todavía 4 recuperaciones y necesito aprobarlas, y encima soy la que organiza la fiesta de fin de año, y también el regalo para el tutor lo organizo yo, y también las rosas para las profesoras, y los vinos para los profesores y me callo que seguro que te estoy aburriendo xD
    Bueno, bueno, el capítulo me lo leí en cuanto lo subiste y habría comentado aquí y no fuera porque no me salia y tuve que leérmelo por Wattpad. Había algo que quería decir porque me hizo gracia pero no me acuerdo, pero bueh.
    JAJAJA me sorprendo que nadie le había tirado una tarta a Carter xD Aww le amo. xD quiero que pase mal cosas con el jo... Y sigo sin saber cómo es escote en forma de corazón xD voy a buscar en Google por que tengo que saber como es eso xD. Mmm, que más te cuento.. ODIO A DANIELA AUNQUE NO HAYA SALIDO HOY. xd
    Besoos amor, que ahora me toca el de Serah que si no me come xd

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  2. OMG!!! soy la única q está super enganchada a esta novela y quiere q suba YA! otro capítulo?!?!?! XD Dios Carter... [lo dejo allí pensad lo q queráis ;)]

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